La Voz del Interior @lavozcomar: Un nuevo liderazgo regional en un nuevo tiempo global

Un nuevo liderazgo regional en un nuevo tiempo global

Martín Llaryora obtuvo una ventaja respecto de Luis Juez, que en principio sería decisiva para consagrarse como nuevo gobernador de Córdoba, gracias al triunfo abultado en la ciudad capital y en San Francisco, justamente los dos municipios donde gobernó y mostró gestión. Se equivocaron todas las encuestas que auguraban una victoria holgada de Hacemos Unidos por Córdoba, algunas hasta por más de 15 puntos.

Sin embargo, lo que algunos podrían considerar como una suerte de “fracaso”, en realidad se trata de una victoria mayor.

Llaryora se impuso gracias a sus gobiernos locales, por lo que tranquilamente podría adjudicarse el mérito mayor de la victoria a él mismo. La debacle electoral para el oficialismo en municipios donde gobierna el peronismo cordobés -como son Río Cuarto, con Juan Manuel Llamosas, y Villa María, con Martin Gill- son un llamado de atención al Gobierno provincial.

El vaso medio lleno para Llaryora es que tiene margen para crecer en esas ciudades, donde muchos no lo votaron, quizá porque no conocen su gestión, algo que necesariamente cambiará durante estos años.

Que el actual intendente de Córdoba haya decidido salir al escenario con su compañera de fórmula (”la primera mujer vicegobernadora radical de la historia de Córdoba”) y sin Schiaretti, en un momento donde este último contaba con el espaldarazo provincial para intentar dar un impulso a su tenue candidatura presidencial, es un claro signo del cambio de ciclo.

Lo que durante 24 años se conoció como Unión por Córdoba y luego Hacemos por Córdoba parece haber terminado con ese gesto. Ahora comienza un nuevo ciclo, encabezado por una generación que hace tiempo pedía ocupar la centralidad de la política provincial.

El mismo Llaryora habló de un “cambio generacional” y de algo que excede al justicialismo cordobés, la creación ya institucionalizada del tan mentado –a veces de manera peyorativa– “partido cordobés”.

En un contexto global en el que las posiciones radicalizadas y polarizadoras ganan terreno y se instalan como catalizadores del descontento con la política tradicional, y de cierta desconexión de las elites con sus representados, la idea de generar grandes consensos en lugar de buscar rupturas resulta tan atractiva como interesante: una verdadera comunidad organizada, un poliedro donde el todo es superior a las partes.

El contexto de transformaciones internacionales

En tiempos de transformaciones internacionales profundas –donde la diplomacia subnacional y el rol de las ciudades y de las provincias a la hora de desplegar relaciones exteriores y profundizar sus lazos comerciales, pero también culturales, políticos y sociales con socios extranjeros, es mucho mayor que el de antaño–, es fundamental que quienes estén a cargo del destino de las provincias entiendan el mundo en el que les toca desenvolverse.

El mundo hoy es un lugar mucho más complejo que hace 30 o incluso 15 años. Ni la unipolaridad ni la bipolaridad existen más, y en un contexto multipolar como el actual las oportunidades se multiplican, pero también los desafíos se vuelven mayores y más difíciles de resolver.

En lo interno, es probable que los próximos años presenten un escenario social conflictivo y de tensiones permanentes. Para hacerle frente a esto, será fundamental la muñeca política de quien conducirá los destinos de la segunda provincia más importante del país en términos productivos, de población y de desarrollo económico.

Martín Llaryora, si bien no nació en democracia y viene de una familia que fue perseguida por la última dictadura, sería el primer gobernador de la historia de la provincia cuya carrera política, desde la militancia hasta los cargos ejecutivos, se desarrolló después de 1983. Si la Justicia electoral lo ratifica, su llegada al Centro Cívico en el año que se cumple el aniversario número 40 de la recuperación democrática no deja de ser un hecho simbólico importante.

La generación de puentes y de consensos hacia el futuro será fundamental para avanzar hacia una agenda verdaderamente plural que integre todas las heterogeneidades existentes, tanto en Córdoba como en el resto de la Argentina.

Es hora para Córdoba de dar un salto cualitativo, y los cordobeses eligieron quién será el que lo encabece desde lo político. La historia, dentro de muchos años, dirá si estuvo a la altura de las circunstancias y las expectativas.

* Becario doctoral de Conicet en Relaciones Internacionales

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