Elecciones 2023: Llaryora dijo que ganó, pero Juez no reconoce el resultado por fallas en el escrutinio
En una elección para el infarto y con final escandaloso que dejó los comicios sin un ganador oficial -un hecho que Córdoba no vivía desde las conflictivas elecciones de 2007-, Martín Llaryora se adjudicó anoche, a la 1.50 de la madrugada, un triunfo ajustadísimo para Hacemos Unidos por Córdoba de Córdoba sobre Luis Juez, de Juntos por el Cambio.
“Lamentablemente, a esta altura tendríamos que tener todos los resultados y no los tenemos. Tenemos los certificados, con una diferencia de 50 mil votos de diferencia. La tendencia es irreversible, por eso somos los más perjudicados. Los resultados no están. La diferencia será de tres puntos”, planteó Llaryora sin ocultar una fuerte molestia por la situación.
Juez, el opositor al frente de la propuesta de Juntos por el Cambio, había dicho una hora antes que “el partido no había terminado”. Así se pronunció ante el cese de la carga de datos que se ralentizó cuando se llevaba procesado el 85% de los votos.
“Esto es fruto de la baja calidad institucional que tiene Córdoba y que hemos planteado durante la campaña”, planteó Juez, aunque sin denunciar fraude como sí lo había hecho hace 16 años.
Al cierre de esta edición y con el 90,5% de mesas escrutadas, Llaryora se imponía a Juez por 54.162 votos, una luz de 3%.
“Los máximos perjudicados somos todos los cordobeses y en especial aquellos que tendríamos que tener el derecho a festejar”, afirmó Llaryora, que responsabilizó a la Justicia Electoral por la demora en el escrutinio provisorio.
El gobernador Juan Schiaretti y Llaryora estuvieron reunidos desde la tarde en el Panal siguiendo el avance de los comicios. Incluso llegaron al mismo tiempo al búnker ubicado en el Quorum, pero el gobernador no subió al escenario.
Llaryora fue categórico al hablar de “una generación que se retira”, en clara alusión a la etapa De la Sota-Schiaretti. “Hoy empieza una cuenta de cero”, ahondó en un mensaje directo al corazón del peronismo, al tiempo que ratificó su apuesta de construcción del “partido cordobés” al lado de Myrian Prunotto, la radical que lo acompañó en la fórmula.
La Justicia electoral admitió anoche una serie de problemas de conectividad que dificultaron el avance del escrutinio, a cargo de la empresa Ocasa y MSA.
Desde las 19 hubo resultados oficiales, que lo tuvieron a Juez liderando el tablero general. Sin embargo, la diferencia se fue acortando hasta que a las 21.07 y con el 39.35% de los votos, Llaryora pasó por primera vez a Juez. A esa altura, el resultado 41.88% a 41.86% quedó impactado en el tablero. Desde allí, comenzó, lentamente a despegarse hasta los 3 puntos donde el proceso se frenó.
Una elección ajustada
De confirmarse la tendencia, la victoria le permite al oficialismo extender el predominio a 28 años, aunque le plantea un serio desafío hacia adelante a Llaryora: la sociedad cordobesa quedó partida casi en dos y el poder que tendrá para administrar será menor al que tuvieron sus antecesores.
La brecha de Llaryora a Juez es la más corta para un triunfo del peronismo, detrás de la de Schiaretti a Juez en 2007.
El nuevo liderazgo provincial sucesorio de la etapa que inició José Manuel de la Sota en 1998 y que, alternadamente, continuó hasta la actualidad Schiaretti, lo tendrá a Llaryora enfrentado a una oposición fortalecida respecto de la actual.
El flamante vencedor deberá gobernar con una Legislatura de mayoría opositora, donde las leyes y cambios que planteó como promesas de gobierno durante la campaña deberán ser consensuadas. El resultado que no esperaba el oficialismo lo desafía a una destreza política a la que no está acostumbrada el peronismo. La supremacía legislativa conquistada en 2019 desaparecerá desde el 10 de diciembre. Asoma un tiempo de mayor equilibrio y control en la provincia.
Además y si no varían los resultados provisorios, el gobernador electo tendrá que lidiar con un Tribunal de Cuentas adverso. Dos de los tres miembros serían de la oposición en el organismo que tiene como tarea auditar los gastos del gobierno. Esa situación es totalmente inédita para el oficialismo.
La Capital, la clave de Llaryora
Si no hay cambios en el conteo, Llaryora llegará al Panal gracias al respaldo que logró de los vecinos de la Capital, la ciudad que gobierna desde 2019. El desempeño entre ese electorado fue determinante en el resultado que, aunque no es final, parece con tendencia irreversible.
La diferencia de 7,3 puntos que le hizo a Juez en el principal distrito fue decisiva. Si se acerca la lupa a la elección capitalina, se torna evidente que los sectores sociales más bajos acompañaron a Llaryora con más determinación respecto de las barriadas de clase media y clase media alta de la ciudad.
Fue muy pobre el desempeño del peronismo en el interior provincial, con excepción de San Justo, el territorio de Llaryora, y de Roque Sáenz Peña.
Juez quedó, otra vez, a las puertas de conquistar el poder. Hizo una elección muy buena en el interior provincial. El sector agroproductivo optó por el líder del Frente Cívico.
Su alianza con el radicalismo dio sus frutos. El partido centenario recuperó terreno tras el fracaso electoral de 2019, que pagó caro la fractura con la pérdida de municipios y comunas del interior.
La unidad de Juntos por el Cambio funcionó en las urnas, especialmente fuera de la ciudad de Córdoba. Y en la Capital, aunque perdió, el desempeño del líder del Frente Cívico no fue todo lo malo que le auguraba el oficialismo.
El mapa de la geografía cordobesa quedó pintado de oficialismo desde el centro y hacia el norte. Mientras que el “color” opositor cubrió todo el sur y sudeste provincial.
Una vez que se confirme, la victoria de Llaryora será ajustada y quedará alejada de las proyecciones previas del oficialismo y distanciada de las encuestas, que volvieron a fallar. También los boca de urnas que circularon durante los comicios quedaron en off side.
Polarización extrema
Como se esperaba, los comicios se polarizaron en extremo: entre la lista que lideró Llaryora y la que encabezó Juez reunieron el 83% de los votos. El resto de las fuerzas debieron repartirse un acotado 10%.
Asfixiada por la concentración de la decisión mayoritaria del electorado, la tercera fuerza más votada fue Encuentro Vecinal Córdoba, la boleta que lideró Aurelio García Elorrio. Logró el 3% de los votos (55.296). El espacio conservador se aseguró un legislador y esperaba la confirmación del segundo, para defender las dos bancas que hoy tiene en la Unicameral.
Detrás quedó el liberal Agustín Spaccesi, que en su debut electoral logró ingresar a la Unicameral. Su cosecha fue de 2,5% (46.041).
Un pasó más atrás terminó el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad. La propuesta de Liliana Olivero obtuvo el 2,3% de los votos (43.612). La izquierda perdió una banca de las dos que tiene hoy en la Legislatura. La fuerza retrocedió.
En tanto, Creo en Córdoba, la propuesta del peronismo no schiarettista y filo-K que lideraron Federico Alesandri y la camporista Gabriela Estévez apenas logró el 2,2% (40.350). El resultado le permite pelear un escaño legislativo.
El resto de las propuestas estuvieron por debajo del 1%.
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