Con los candidatos definidos, las urnas ya marcan el camino hacia 2024
El partido empezó. El cierre de listas dejó atrás todo tipo de especulaciones. Los argentinos ya tienen en sus manos las opciones con las que procurarán encausar su destino, después de que la pandemia, una guerra y una sequía inédita pusieran en jaque a la economía más allá de cualquier previsión razonable.
La irrupción de Sergio Massa como candidato presidencial reveló, una vez más, que el peronismo se vuelve racional solo frente a los abismos. Más allá de los nombres, no tenía lógica que el oficialismo se presentara dividido a la primaria. Pero fue la elección de Eduardo Wado de Pedro, convalidada por Cristina Kirchner, la que llevó al resto de los actores a reaccionar. Los jefes territoriales no aportaron argumentos novedosos: hace semanas que las encuestas repetían los mismos pronósticos. Pero la chance de quedarse sin poder vez forzó una movida que no tuvo forma de chicana, sino de advertencia final.
La batalla que perdieron los Kirchner y el giro del Presidente y Massa: claves de un pacto forzado
No hay que ir muy lejos para encontrar una situación similar. Cuando Silvina Batakis (la ministra de Economía de Daniel Scioli, valga el paralelismo) asumió en lugar de Martín Guzmán, era la candidata posible. Pero su arrojo no alcanzó para despejar la incertidumbre. La elección de Massa demoró semanas, y su costo en términos de dólar e inflación fue difícil de borrar. La incapacidad de Cristina Kirchner y Alberto Fernández de entender qué hace falta y qué no frente a determinadas coyunturas prometía reducir el rol del Frente de Todos al de mero administrador de la crisis.
El mapa cambió el viernes. El avance del peronismo del interior vino acompañado por un inesperado resurgir de Alberto, que consiguió un buen precio por usar su poder de veto sobre Scioli. A Massa, queda claro, lo mueven los retos. Aceptó el desafío de dar una pelea sin números a favor, pero con la gestión de la economía como palanca del cambio que quiere alcanzar. El kirchnerismo espera asentarse aún más en Buenos Aires y en el Congreso, pero sin su jefa ocupando una banca. Todo una señal.
Las urnas se abrieron ayer en Formosa (donde nadie espera un cambio) y en Córdoba. La previsible ventaja de Martin Llaryora -el sucesor elegido por Juan Schieretti- mueve más la aguja en el frente opositor que en el PJ. El avance de la UCR local, de la mano de Luis Juez y Rodrigo de Loredo, es visible. Pero Horacio Rodríguez Larreta aguardará en silencio a que su jugada de maratonista para las elecciones generales cobre sentido.
Con todos los candidatos sobre la mesa, los inversores ahora empezarán a medir escenarios «reales». En el exterior la perspectiva de menos kirchnerismo ya es un cambio.
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