Lanzaron la antología poética de Mariela Laudecina: una vida tamizada por las palabras
Hace poco más de dos años y cuando aún no habíamos salido de la pandemia, nos enterábamos de la muerte de Mariela Laudecina. Con ella se iba algo más que una poeta y una narradora de vasta producción, se iba una gestora y una agitadora cultural, alguien que buscaba formar comunidad con quienes se encontraba en un mismo hacer.
Así como están los que escriben en soledad y cada tanto hacen público sus trabajos, hay quienes a lo anterior le suman la complicidad con otros para llevar la escritura y el arte más allá de los espacios habituales. Y en ese ir y venir entre lo más íntimo y lo más colectivo, el deseo de reinventarse y de aprovechar diversas situaciones como plataforma para su actividad y su obra.
Mariela Laudecina era una de esas personas. Lo atestiguan la coordinación de algunos ciclos de poesía (como el de la Feria del Libro), el dictado de talleres y clínicas, el blog El deseo de ser volcán –que aún puede consultarse en la web–, la intervención en programas radiales, la participación en antologías y en revistas, además de varios proyectos musicales (como “Alberdi transitorio”, primera milonga de tango electrónico).
Proyecto comunitario
Meses después de la muerte de Laudecina, el director del sello Borde Perdido, Sebastián Maturano, y el ensayista e investigador Luis García, su última pareja, se lanzaron a la tarea de compilar su obra édita e inédita, de la que meses atrás salió el primer tomo: Ciruelas. Poesía reunida (al que le seguirá el de narrativa: Ahora nadie puede verme).
En la “Nota editorial”, los editores comentan que imaginaron una obra reunida pero no completa “por convicción estética, y por torpezas de la vida. Pero sí “obra”, porque la estaba haciendo, inventándose a sí misma”. Una empresa a la que declaran “independiente” y “colectiva”: independiente porque respeta una vocación de la misma autora (la de “moverse en el subsuelo real de la cultura, en la cocina del hacer común”); y colectiva porque decidieron conservar los textos de contratapa de los libros publicados que ya la tenían y de encargar otros para los que no la tuvieran.
Las colaboraciones de Valeria Cervero Daer y José Villa (corrección y selección), los textos previos o escritos para esta edición de, entre otros, Cuqui, Mariana Robles, Guillermo Bawden, Gustavo Wojciechowski, Soledad Vargas, Liria Evangelista, María Calviño y Silvio Mattoni, hacen que el volumen, en palabras de los editores, quede “escoltado por un acompañamiento coral de voces amigas que va puntuando la sucesión de los textos, como señas de afecto y bienvenida al inicio de cada libro”.
Géneros en tensión
Mariela Laudecina había nacido en Mendoza en 1974. De muy joven fue actriz y tuvo un rol protagónico en una tira juvenil del canal mendocino, formó parte como letrista y cantante del grupo de tango Los Pichucos, y pasó por la carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Cuyo.
En 2002 se instaló en Córdoba y los versos de un poema de Tomo las decisiones con los pies (2011) reflejan ese período: “Llegué a esta ciudad / enorme para mí / con poca plata / una mochila con ropa / y algunos libros / Caminaba de noche / por las calles del centro / daba vueltas hasta llegar a la pensión / Era una desconocida / sin nombre, sin edad, ni pasado / Feliz de haber quemado las naves”.
Pasó por diversos trabajos, fue librera durante una década en la tradicional Rubén Libros, y desde principios de los 2000 hasta su muerte no dejó de escribir principalmente poemas, pero también cuentos, novelas y crónicas.
En los primeros años en la ciudad, hubo dos experiencias reveladoras. Por un lado, el acercamiento a Diego Cortés, de Llantodemudo, sello donde publicó sus primeros libros de poesía, entre ellos Hacia la cavidad, Ciruelas y Perfume de jarilla; y, por el otro, el encuentro con el escritor Vicente Luy. Una experiencia que, desde la distancia, podemos imaginar marcada por una complicidad inmediata, al menos si nos dejamos llevar por fragmentos importante de la obra de Mariela: una escritura vital, con los sentidos puestos en la inmediatez de lo biográfico y, por momentos, descarnada y directa.
Una dificultad que los editores debieron sortear fue el criterio por seguir para la reunión de la obra. Si bien la división por género era discutible y problemática, dado que en Laudecina los tonos del poema y del relato “se entrelazan en una misma voz en tensión con esas clasificaciones”, admiten que “el ritmo, la respiración y el modo de trabajo no eran los mismos en la escritura de poemas y en la de novelas, cuentos o crónicas”.
Aceptado esto, decidieron separar poesía y prosa, y ordenar este primer volumen en tres partes: los libros de poemas ya publicados o preparados para salir a la luz (Perfume de Jarilla, La culpa es del sueño, El otro monte, El bosque de las mujeres amadas, Los caprichos de Leonora y Mañana será una foto); las colecciones poéticas en proceso (No hace falta que te desvistas, Poemas en serie, Mujeres, Talismanes, etcétera), y finalmente, los poemas sueltos de distintas épocas.
Su poesía, que alterna entre el verso corto y el verso largo, que suelen admitir el fragmento en prosa, a veces casi transcripción de anécdotas, otras más austeras o elípticas, es un viaje por una biografía y por las diferentes modulaciones que adopta lo vivido a través de la escritura.
Como escribe Cecilia Romero Messein en un texto sobre uno de sus libros: “La vida de Mariela fue y es un poco como este poemario, una vida breve y profunda, conectada con los animales, las plantas y las personas (que siempre la rodearon, en un paraje serrano, pero también en la ciudad) y sobre todo con la poesía. Un cuerpo y una vida para la poesía, en todos sus contornos”.
- Ciruelas. Poesía reunida. De Mariela Laudecina. Borde Perdido Editora. 544 páginas. 2023. $ 9.400
https://www.lavoz.com.ar/numero-cero/lanzaron-la-antologia-poetica-de-mariela-laudecina-una-vida-tamizada-por-las-palabras/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/numero-cero/lanzaron-la-antologia-poetica-de-mariela-laudecina-una-vida-tamizada-por-las-palabras/