Le sobran problemas al ahora “candidato” Sergio Massa
En forma sorpresiva, anoche, a las 20.49, a través de un tuit Unión por la Patria anunció una fórmula de unidad, que echaba por tierra la informada sólo 24 horas antes.
El nuevo binomio será Sergio Massa-Agustín Rossi que reemplazará a “Wado” De Pedro-Juan Manzur, a quienes se les agradecieron los patrióticos servicios prestados.
La sorprendente información cambia las relaciones internas y perjudica, especialmente, a los “progresistas” encolumnados en el kirchnerismo.
Massa, cuyos sueños presidenciales se vieron frustrados en 2015 y en 2019, es, sin dudas, el funcionario de Alberto Fernández que más había trabajado para ser el candidato único del peronismo en los comicios del 22 de octubre.
Los números de la gestión Massa –iniciada el 3 de agosto de 2022– no son su mejor carta de presentación, en especial, los de la inflación, que había prometido reducir a entre el 3% y el 4%. Las mediciones actuales duplican esas cifras.
Lo más destacable de su currículum son sus lazos con ciertos grupos económicos, con las organizaciones gremiales y con funcionarios de la administración de Estados Unidos.
Además, logró un entendimiento con China, cuyos verdaderos alcances y compromisos de obras y de infraestructura se desconocen en su totalidad.
Massa, cuya permanencia al frente del Ministerio de Economía era una incógnita hasta el cierre de esta edición, tiene por delante una agenda cargada de problemas.
La forma en que resuelva la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el déficit fiscal y la política de precios, darán indicios de la marcha de la economía hasta el traspaso del mando, el 10 de diciembre.
¡Ay el FMI!
¿Qué tipo de ajustes en el valor del dólar y en los gastos del Estado podrá apoyar Massa en la quinta enmienda al acuerdo que firmó Guzmán?
El titular de Economía podría exhibir, por el contrario, que sus decisiones tendrán el apoyo político del Gobierno, en contraposición al kirchnerismo, el sector más crítico con el FMI.
Desde Washington, crecen las exigencias para desembolsar en un solo pago los tramos previstos en el segundo semestre, por más de 10.200 millones de dólares.
Fiel a su ortodoxia, el organismo pretende una devaluación que cierre la brecha entre los distintos tipos de dólar que cotizan en la Argentina. Una medida impracticable por el Gobierno en plena campaña electoral.
Si no hay devaluación, será difícil que se autorice el desembolso para atender la demanda del mercado doméstico, como sucedió con el préstamo extraordinario a Mauricio Macri. Esos fondos se evaporaron en pocos meses.
¿Un mayor ajuste en las cuentas? Tampoco es viable. El recorte real de planes sociales y de obras públicas no generan entusiasmo para con el candidato oficialista.
Aun así, todas esas medidas pueden disfrazarse con una postulación de Massa.
La confianza se evapora
Aunque ciertos sectores opositores recibieron con entusiasmo las peleas en el peronismo, que le quitaría cierto apoyo electoral, los empresarios no son tan entusiastas.
Una veintena de firmas multinacionales decidió abandonar sus negocios en la Argentina. La última es la comercializadora de autos usados OLK.
Manuel Tagle, cuya empresa mantuvo una fuerte relación con OLK hasta hace un año y luego redujo ese vínculo a una mínima escala, señala que la decisión se basa en la falta de financiamiento internacional.
No obstante, admite que “la economía argentina es muy volátil, con cierto grado de imprevisibilidad hacia el futuro”, lo que desalienta las inversiones.
“El país necesita un plan firme, que recupere los equilibrios y reduzca el peso del Estado, en una sutil combinación entre firmeza, determinación y prudencia”, agrega.
Reconoce que en el ámbito empresario preocupan las reacciones violentas como sucedió en Jujuy, en relación con los cambios que necesita la economía. “No hay posibilidades de continuar con una política populista”, concluye.
Massa les tiene preparados otros desafíos a las empresas. Luego de un nuevo ajuste en Precios Justos (¿del 5%?), el aún ministro pretende un congelamiento hasta después de las primarias del 13 de agosto.
El menú incluye también congelar los precios de celulares, televisores, electrodomésticos y otros artículos. Es el cotillón del ministro “candidato”.
¿Qué fuerza tendrá para imponer esas medidas cuando la inflación mensual está entre 7% y 8% mensual?
Esas respuestas están por verse, así cómo se digiere su postulación en los sectores “progresistas” y de izquierda que cohabitan en la Unidos por la Patria.
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