La Voz del Interior @lavozcomar: Vueltos no rendidos, drogas, robos: el trasfondo de un nuevo crimen en Córdoba

Vueltos no rendidos, drogas, robos: el trasfondo de un nuevo crimen en Córdoba

Una trágica sucesión de hechos delictivos derivó en un nuevo homicidio que agravó la preocupación cotidiana de los vecinos de barrio Campo de la Ribera, en el sudeste de la ciudad de Córdoba, donde las drogas y las balas marcan el ritmo de la vida social, según advirtieron los habitantes de la zona.

En el llano dicen estar cansados de las corridas, las amenazas y los tiros que se repiten en las calles barriales. Dicen, también, que las bandas se apoderaron del lugar y aseguran que estos dramas volvieron a tomar forma en la madrugada del lunes, durante una balacera que acabó con la vida de Rubén Torres (41).

Presuntamente, la víctima no estaba vinculada con la pelea que terminó a balazos.

“Se pelearon por ‘una guita’ que se debían entre dos familias que están relacionadas con la venta de drogas y los robos. No pertenecen a los grupos de mayor peso en este barrio”, aseguran algunas voces que dijeron conocer la trama que derivó en el hecho luctuoso.

Las mismas fuentes que prefirieron no ser identificadas relataron que días atrás se habría producido una acalorada discusión entre la familia Barrionuevo y Alfonso, dos apellidos que suenan cada vez con más fuerza por esas calles entrecortadas, siempre según las fuentes consultadas.

La riña fue entre el padre y el hijo de la primera familia y dos hermanos de la segunda. Cabe destacar que los hermanos de apellido Alfonso tienen tan solo 14 y 17 años.

“Los Alfonso fueron a buscar a los Barrionuevo en su moto y ahí nomás empezaron a disparar, porque reclamaban un vuelto con el que se habrían quedado los otros”, especuló un vecino del lugar.

Un verdadero río de balas quedó sembrado de repente en la manzana número 6 del barrio Campo de la Ribera, a metros del sitio recuperado para la Memoria.

Cuando la Policía llegó al lugar pudo recoger varias balas calibre 9 y 22 milímetros. “Son de esas armas que se usan para matar o matar, que no se traban nunca. Venían a eso”, comentó un allegado que tampoco quiso dar su nombre.

Tras el arribo de las fuerzas, los uniformados pudieron constatar que Torres, quien como se dijo no habría tenido una vinculación con los asesinos ni con sus contendientes, tenía una herida de arma de fuego en su cabeza, más precisamente en el ojo izquierdo. Murió en el mismo instante en que recibió el tiro.

También quedó registrado el daño material al automóvil propiedad de los Barrionuevo, que según fuentes allegadas a la investigación habrían estacionado allí su vehículo. Tenía numerosos impactos de bala.

En tanto, la casa de Torres tenía un solo balazo, el que le ocasionó la muerte. Y la vivienda vecina tenía otros dos impactos, sin que se hayan detectado lesionados a raíz de estos disparos.

En cuestión de minutos, ya con la Policía presente en el lugar, se acercó el adolescente de 14 años al lugar del hecho y aseguró que él había sido el que efectuó el disparo contra Torres, aclarando también que el hombre no tenía parte en el asunto que originó la balacera.

Tras de sí dejó la motocicleta Honda Falcón, color blanca, dominio 726 HTM, desde donde –según reconstruyeron los investigadores– habría efectuado los disparos junto a su hermano. La moto estaba en llamas, al parecer producto de la furia vecinal, incendio que fue extinto rápidamente también por la colaboración de los vecinos, según informó la Policía.

Horas más tarde, la Dirección de Investigaciones Criminales logró dar con el otro menor de edad involucrado que había huido con dirección a barrio Villa Inés, zona colindante a la escena del crímen.

Tras un allanamiento que se realizó en la manzana D de ese sector, el otro hermano Alfonso terminó detenido.

Un barrio signado por las drogas y la violencia

En la zona del barrio Campo de la Ribera hay un trabajo sostenido, que llevan a cabo numerosos actores y muchas veces en red, para mitigar las consecuencias que provoca la drogadicción y la falta de oportunidades para los jóvenes.

La obra del padre Mariano Oberlín es tan sólo uno de los tantos ejemplos de abordaje de la problemática, al que se suma el trabajo ininterrumpido de las escuelas de la zona, la Red Barrial de la Quinta, las Manzaneras (mujeres que relevan los dramas barriales) y distintas agrupaciones y asociaciones.

Sin embargo, voces del lugar aseguran que en los últimos días se volvió a agitar la escena, luego de un tiempo en que todo parecía haberse aquietado.

“Esto es siempre así. Acá hay una plata que debía una familia a la otra y empiezan los líos. Los chicos no tienen oportunidades, casi, así que unos trabajan para algunas facciones y otros lo hacen para otras. Eso sí: hay un montón de apellidos que se relacionan con esta problemática y ninguno de ellos es tan relevante”, dijo un referente vecinal.

A la misma vez, aseguró que los que manejan los negocios de la droga nunca dan la cara. “Siempre tienen gente que trabaja para ellos. Acá hay chicos que terminan robando y nadie los agarra. Habría que preguntarse por qué, o para quiénes trabajan”, deslizó. Y especuló: “alguien con poder los cuida”.

El nuevo asesinato que enlutó al barrio genera entre los vecinos una nueva pregunta: “¿Por qué este chico se entrego? Lo más probable es que encuentre más conveniente estar en un instituto y no suelto, porque seguro ahora corre peligro”.

Dicen que este crimen puede traer nuevas represalias.

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