El dato de inflación en clave FMI y las próximas medidas para desacelerar precios
El Ministerio de Economía confiaba en tener un dato más cerca de la inflación porteña de mayo, que marcó 7,5%, que de lo que había sido el IPC de abril, con 8,4%. Ni hablar de la estimación de los privados, del 9%. Los números los había calculado el secretario de Programación Económica y viceministro Gabriel Rubinstein y la explicación estaba dada por la intervención sobre los dólares financieros, que según señalan en el Palacio de Hacienda, tienen efecto en los precios.
Con el dato nacional del 7,8% de mayo, si bien sigue siendo una inflación mensual alta y que está lejos del ‘tres coma algo’ que se esperaba antes de la sequía, el equipo económico defiende el poder de la intervención en el mercado de cambios ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además de la intervención, y mientras se prepara para viajar a Washington DC para negociar el cierre de la quinta revisión con el FMI, Rubinstein detalló que «más allá de la desaceleración de mayo, es necesario continuar con el ordenamiento fiscal, el sostenimiento de la actividad económica, el empleo y el cuidado de las reservas internacionales mientras se supera el efecto de la sequía en el comercio exterior».
Ese conjunto de medidas «permitirá conducir a una moderación de la inflación sin desatender las necesidades de los distintos sectores de la economía», enfatizó el ex consultor.
Los pronósticos más optimistas sostienen que a partir de noviembre de este año podría verse una entrada de divisas desde el campo, apoyado en las lluvias de las últimas semanas y su impacto en la cosecha de trigo.
«La evolución de precios durante mayo muestra una desaceleración, si bien continúa en un nivel elevado», reconoció Rubinstein en un comunicado luego de que el Indec difundiera el dato. El segmento regulados subió 9% mientras que los estacionales marcaron 6% y el IPC núcleo, sin regulados ni estacionales, marcó 7,8%, en línea con el índice general.
Rubinstein señaló que en el desglose de rubros impactan en los regulados las subas de electricidad y gas, del 25,1%, en el marco de la segmentación de tarifas de servicios públicos. La desaceleración estacional de frutas y verduras ayudó también a moderar el alza de los alimentos, en línea con lo que había anticipado el índice de precios porteño. Estos componentes «habían traccionado la inflación en los últimos meses por la sequía», planteó el viceministro.
La negociación con el FMI
El Gobierno espera que el Fondo adelante unos u$s 10.800 millones por los desembolsos que quedan hasta fin de año y además que se habilite una parte para tener poder de fuego ante una eventual presión de mercado. La discusión se centra sobre cuánto adelantará el Fondo y qué parte se podrá usar para controlar el tipo de cambio. De la misma forma, en la renovación del swap con China se acordó que los fondos se pueden usar para intervenir, aunque en el Gobierno reconocen que no es un proceso fácil.
Un informe de la Universidad de Avellaneda metió presión al FMI en la previa al cierre de la revisión y sentenció que «para 2023, las metas que se habían establecido quedaron relegadas en el momento en que se comenzó a hablar de la terrible sequía de este año» y consideró que el Fondo «apenas realizó una modificación de la meta de reservas».
La meta modificada implicaba una acumulación en el primer trimestre cercana a los u$s 2000 millones; la cifra fue impuesta tras cálculos del organismo internacional que estimaban una caída del orden de los u$s 6000 millones. Las pérdidas anuales duplican y o casi triplican ese número.
La interna del FMI y por qué Argentina es «demasiado grande para caer»
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