EEUU: División en Iglesia Metodista Unida por temas LGBTQ genera éxodo
El reverendo Bill Farmer llegó a un punto en el que ya no podía permanecer en la Iglesia Metodista Unida, pero la congregación de la que era responsable se quedaría.
Michael Hahn siempre había querido permanecer en la UMC (por sus siglas en inglés), pero su congregación se separaría.
Cada uno de ellos ha encontrado un nuevo hogar en otras iglesias, y no son los únicos.
Miles de congregaciones de la Iglesia Metodista Unida han estado efectuando votaciones para determinar si se quedan o renuncian a una de las denominaciones más grandes de Estados Unidos, en medio de debates irresolubles en torno a la teología y el papel de las personas de la comunidad LGBTQ. Hay marcadas diferencias en torno al reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo y la ordenación de clérigos LGBTQ.
Sin embargo, la línea divisoria no sólo está separando a las congregaciones. Está pasando directamente por las bancas de templos individuales, separando a personas que llevaban años compartiendo un lugar de culto.
Quienes quedan en la parte perdedora tras un votación que se define a favor de la desafiliación enfrentan el dilema de quedarse o irse.
La escisión –con frecuencia dolorosa y tensa– ha desatado nuevas iniciativas para brindar refugio a los que quedan a la deriva. Algunas conferencias regionales de la Iglesia Metodista Unida han empezado a designar congregaciones “Faro”, es decir, que aceptan activamente a quienes querían permanecer en la UMC pero cuyos templos a los que solían asistir votaron en favor de separarse. Otras conferencias utilizan otros nombres, como “Guía” u “Oasis”, pero la idea es la misma.
“El dolor es real, la división en la Iglesia Metodista Unida ha provocado mucha aflicción y tristeza”, dijo la reverenda Lynda Ferguson, bisnieta de un pastor metodista itinerante.
Su iglesia en Carolina del Norte, la Primera Iglesia Metodista Unida de Asheboro, se volvió una congregación Faro. Eso les garantiza a los recién llegados que está comprometida a permanecer en la Iglesia Metodista Unida, para que no se tengan que preocupar por otra votación de disolución. Más de 400 congregaciones se han desafiliado en Carolina del Norte.
Ferguson dice que se identifica personalmente con los miembros de las congregaciones que se segregaron. Su iglesia de la infancia –la que configuró su fe y en donde a los 12 años sintió el llamado para formar parte del clero– también votó por separarse.
“Parte de la misión del Faro es hacerle saber a la gente que la Iglesia Metodista Unida sigue estando aquí y sigue dándoles la bienvenida”, dijo el reverendo Ed McKinney, pastor de la Iglesia Metodista Unida de Stokesdale en Stokesdale, Carolina del Norte, que también se convirtió en congregación Faro.
Michael Hahn y su familia están entre un grupo de recién llegados que han empezado a participar en Stokesdale luego de que su congregación previa se desafilió de la denominación religiosa.
Hahn, cuya familia ha sido metodista desde hace generaciones, dijo que no se imagina dejar la denominación, la cual valora por mezclar la fe y el raciocinio. “Es un lugar en el que no tengo que renunciar a mi lógica ni a mi razón y aceptar las cosas a ciegas”, manifestó.
Hahn dice que él, su esposa e hijas han encontrado “un ambiente muy cálido y acogedor” en la congregación de Stokesdale, donde la gente les dice: “Nos da gusto que estén aquí, queremos acompañarlos en este periodo”.
Muchas de las iglesias que partieron están incorporándose a la conservadora Iglesia Metodista Global, creada el año pasado. Otras se están independizando o uniéndose a distintas denominaciones.
Si bien la Iglesia Metodista Global no tiene un programa como la iniciativa del Faro, ha empezado a fundar o adoptar a congregaciones que pueden convertirse en hogar de quienes quieren salir de la Iglesia Metodista Unida pero cuyas congregaciones van a quedarse.
Ese fue el caso de los fundadores de la Iglesia Metodista de la Gracia. Fundaron la iglesia en enero en Homosassa, Florida, luego de que su congregación previa votó para permanecer en la UMC. Enseguida la nueva iglesia se afilió a la Iglesia Metodista Global.
La Metodista de la Gracia ha estado rentando una ex logia para ofrecer sus servicios y ya ha empezado a impartir estudios bíblicos y a entrar en contacto con la ciudadanía, a la vez que busca atraer a personas del vecindario.
“No estamos allí sólo para ir a la iglesia el domingo durante una hora; estamos allí para ayudar a la comunidad”, dijo el feligrés Neil Kline, y señaló que el entusiasmo de los participantes es evidente. “Tienen muchas ganas de ir a la iglesia, y no quieren irse”.
Farmer dejó la jubilación para ser el pastor de la iglesia.
La congregación anterior del grupo “era una buena iglesia”, dijo Farmer, y le desea lo mejor. Pero “mis dificultades fueron con la estructura de la Metodista Unida, especialmente lo que está sucediendo en Estados Unidos”.
El cisma en curso se ha estado desarrollando desde hace tiempo.
La Iglesia Metodista Unida –con cerca de 6,5 millones de miembros en Estados Unidos y por lo menos la misma cifra en el extranjero– ha debatido desde hace tiempo sus prohibiciones a los matrimonios entre personas del mismo sexo y a la ordenación de clérigos abiertamente LGBTQ.
En repetidas ocasiones, la denominación ha mantenido las prohibiciones, en gran medida mediante la fortaleza del voto de las crecientes iglesias en el extranjero, más conservadoras. Pero los conservadores eligieron conformar una nueva denominación en medio de la resistencia creciente frente a las prohibiciones en las iglesias de Estados Unidos.
Más de 3.500 congregaciones del país han recibido el permiso de sus conferencias locales para separarse de la UMC, según el Servicio de Noticias de la Iglesia Metodista Unida. Con la temporada de conferencias en marcha, las desafiliaciones se acercan a las 4.000 y podrían aumentar todavía más para fines de este año, dijo el reverendo Jay Therrell, presidente de la Asociación Wesleyan Covenant, un grupo conservador defensor de las congregaciones que se separaron.
Se trata de una fracción de los 30.000 templos afiliados a la Iglesia Metodista Unida en Estados Unidos, aunque varias de las congregaciones que se desafiliaron figuran entre las más grandes en sus estados.
Therrell dijo que él no tenía ningún problema con el concepto del Faro, pero reafirmó su llamado a permitir que las iglesias se separen en términos razonables.
“Quiero que todo el mundo esté en el hogar teológico en el que se sienta mejor”, manifestó Therrell. “Sin duda, la Iglesia Metodista Unida es bienvenida de intentar crear iglesias para ese fin. Espero que respeten a los tradicionalistas y que nos permitan llegar al lugar en el que necesitamos estar”.
En la Conferencia de Arkansas, más de 100 iglesias –de unas 600 en total– han recibido permiso para desafiliarse. Eso deja a zonas del estado con pocas o ninguna congregación de la Iglesia Metodista Unida, dijo el reverendo Michael Roberts, director de la nueva Iniciativa Reinicio de la asamblea, que espera captar a congregaciones para que sean iglesias Guía. Dichas iglesias invitarían a los autodenominados “exiliados, refugiados, nómadas” a sus servicios de culto, los ayudarían a iniciar grupos caseros o a desarrollar otras estrategias para mantenerse conectados.
“Simplemente, en realidad sólo estamos invitando a las iglesias a contemplar cómo pueden proporcionar esta clase de hospitalidad”, dijo Roberts. “Me encanta la palabra ‘hospitalidad’ porque la palabra ‘hospital’ proviene de esa palabra. Se trata de brindar sanación”.
En la Conferencia del Oeste de Pensilvania, 17 congregaciones se habían vuelto oficialmente congregaciones Faro hasta el 1 de mayo.
Cerca de un tercio de un aproximado de 800 iglesias de la Conferencia del Oeste de Pensilvania –una amplia región que abarca 23 condados– está intentando que sus desafiliaciones sean aprobadas en la reunión anual de la conferencia en junio, señaló la obispa Cynthia Moore-Koikoi.
“Ha habido muy pocas votaciones en las que fue unánime”, dijo. Para quienes quedan en el lado perdedor en esas votaciones –en ocasiones denominados peregrinos–, las congregaciones Faro ofrecen lugares a los que pueden unirse o encontrar un refugio temporal hasta que decidan qué hacer después.
Pero las iglesias Faro no son lugares para acomodarse en las antiguas rutinas, dijo.
“Esta ha sido una oportunidad para pensar realmente en las personas que no tienen iglesia, y cómo este núcleo de personas que está buscando un hogar en una iglesia podría ayudarnos a discernir las necesidades en la comunidad y crear comunidades de fe” para llegar a las personas en formas nuevas.
B.T. Gilligan, pastor sénior de la Iglesia Metodista Unida Nixon, una congregación Faro en Butler, Pensilvania, agregó: “De verdad espero que esto se extienda y vaya mucho más allá de la desafiliación, que le dé la bienvenida a personas que han sido lastimadas por iglesias por distintos motivos”.
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La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.
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