La Voz del Interior @lavozcomar: Inseguridad en Córdoba: tras esquivar la muerte, Félix necesita superar la indigencia

Inseguridad en Córdoba: tras esquivar la muerte, Félix necesita superar la indigencia

Félix Lallana (54) fue dado de alta el pasado lunes y ahora se recupera en su vivienda, en condiciones de extrema marginalidad, luego de sortear un brutal ataque a balazos durante un asalto a una verdulería de barrio Matienzo, en Córdoba capital.

En un video se lo ve tirado, entregado al destino, absolutamente impedido de cualquier reacción, justo en el instante en que un desconocido le pega un balazo en el cuello.

Ahora sufre los dolores de las heridas y le toca lidiar con la pobreza.

El hecho delictivo se registró el pasado domingo 21 de mayo, alrededor de las 8, cuando llegó con su padre a comprar a una verdulería de esa zona sudoeste de la Capital.

El local recién abría sus puertas. Su plan era simple: iba a esperar a que su acompañante volviese con las compras del día para compartir más tarde una comida en familia.

Eso nunca ocurrió. Los delincuentes lo encañonaron y lo llevaron hacia adentro del comercio. Se cree que lo podrían haber confundido con el dueño del local.

Durante el asalto, creyó que la persona que lo encañonaba era un conocido suyo. Llegó a decírselo, según relató.

“Chabón, guanaco, qué te pasa, fuimos compañeros de colegio. ¡Cómo! ¿No te acordás de mí?”, le soltó a quien lo tenía amenazado. Pero a este acto reflejo de indefensión sobrevino la violenta reacción que lo dejó internado, al borde de la muerte.

“Me dijo que no se acordaba de mí y me disparó”, reconstruyó.

Tras el estruendo, los delincuentes abandonaron el lugar con rapidez mientras el padre de Félix se abalanzó sobre su hijo para auxiliarlo.

Fue trasladado por personal del servicio de emergencias del 107 al Hospital de Urgencias.

La bala le provocó un orificio de entrada y salida en la zona del cuello y perdió mucha sangre. Fue operado y finalmente se recuperó.

La Policía no consiguió detener a los delincuentes. Hubo un operativo cerrojo, pero los motochoros que llevaron al borde de la nada la existencia del repartidor lograron evadirse.

Tras superar su internación, volvió a emerger su verdadero drama: necesita de manera urgente soluciones para las condiciones de indigencia en las que vive junto a su familia.

“Yo sólo quiero trabajar”, repite una y otra vez. Es lógico, porque de otro modo no podría subsistir ni siquiera un día. Además de hacer repartos, se dedica a realizar podas, pregunta a los vecinos si puede cortar el pasto, arreglar algún jardín, o pintar una casa u ofrecer su experiencia como albañil.

Una vida signada por la pobreza

Félix vive en la calle Amancio Alcorta al 3600, en barrio Ameghino Norte. En ese punto de la zona oeste de Córdoba pasa sus días luego de haber salido del hospital.

Su esposa Claudia corre unas chapas encimadas que hacen las veces de puerta de entrada al domicilio donde el hombre deberá sobreponerse de las heridas y les abre paso a los periodistas de La Voz.

Adentro se festeja el cumpleaños de la mujer que todavía se lamenta por todo lo que les tocó vivir.

En esa desvencijada vivienda, sin cortinas, sin ventanas, sin puertas y con tan sólo dos camas, viven ella, Félix y cinco hijos.

“Volví de la muerte. Volví a poner los pies sobre la tierra. Pero ahora no tengo cama para recuperarme de las heridas”, dice Félix con angustia.

Casi como si todo lo demás hubiese quedado atrás, ahora lo único que le preocupa es el peligro que corre la comida de todos los días. Y eso lo atormenta.

“Podrían ocuparse un poco más de la seguridad de los cordobeses. Pero cuando no llegan a hacerlo, podrían atender las consecuencias de los hechos policiales graves”, dice un allegado a la familia que prefiere no ser identificado.

Aún con dolor, lo único que espera el hombre baleado es que las heridas cierren y salir a la calle pronto.

De lo contrario, advierte, en su casa nadie podrá subsistir.

Sus urgencias son variadas. “Necesitamos un baño, que no tenemos. Pero lo más imperioso es tener una cama donde dormir, porque el colchón que tenemos para él es muy viejo y no lo soporta”, afirma una de sus tías que llegó desde Tanti para ayudar con la recuperación.

“Mi esposo siempre fue honrado y trabajador. Pero ahora no sabemos si va a poder volver a trabajar”, sostiene Claudia, quien reconoce apenas saber leer y escribir, no sin dificultades graves.

Por su parte, el hombre apenas puede moverse por el dolor que le generan las heridas.

“También cartoneamos y cirujeamos, cuando no hay ninguna otra salida. Vivimos al día. Así que no me puedo dar el lujo de pasar mucho tiempo sin hacer nada”, lamenta Félix.

También reconoce que van a necesitar alimentos por un tiempo. No cuentan con calefacción y las conexiones eléctricas son precarias.

A raíz de esto, hace algunos meses la familia sufrió un incendio en el que perdió varias pertenencias.

Por fortuna, lograron extinguir las llamas sin lamentar problemas mayores.

En este tiempo han recibido apoyo de vecinos a través de colectas. “Ayer vimos que nos robaron ocho mil pesos que habían juntado. No tenemos espacio para guardar el dinero, así que cualquiera se aprovecha”, cuenta Viviana, la tía del hombre, mientras señala las condiciones de extrema precariedad de la familia.

“Uno lee estos casos en los diarios. O a menudo son comentados en la calle. Pero jamás se imagina lo que sobreviene a estos hechos; nadie te cuenta que después uno siente que está a punto de perder todo”, expresa Félix, con la mirada perdida.

Para ayudar, hay una cuenta bancaria cuyo alias es: “OSLO.PUERTA.RENO”.

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