Tragedia vial: la familia de Siomara pide saber quién conducía el auto
“Nada me va a devolver a mi hija que esa tarde, como todas las demás, salió a la calle a vender pan para subsistir y alguien le arrancó la vida, hecho que se fue oscureciendo con el paso de las horas, porque no sabemos quién fue la persona responsable de atropellarla”.
El dolor envuelve a Cecilia Santana y desde allí habla, sin saber todavía cómo sigue de pie ante lo que define como “el peor de sus pesares”. Su hija, Siomara Martearena (19), fue embestida el pasado miércoles a la tarde por un Renault Clio, en la intersección de las calles Huarte y Francisco de Quevedo, franja norte de la ciudad de Córdoba.
A seis días del incidente en barrio Los Paraísos, Cecilia continúa preguntándose cómo se produjo el siniestro que enlutó a su familia y que tuvo repercusiones hasta en la hinchada de Instituto Atlético Central Córdoba. La adolescente era una reconocida socia del club albirrojo que este lunes la recordó durante el partido, que disputó el equipo cordobés contra Estudiantes de La Plata.
Los deudos creen que el hombre que apareció en los reportes policiales como el conductor del vehículo de mayor porte no fue realmente quien embistió a Siomara.
“Hay una mujer implicada que abandonó el lugar del hecho junto a los hijos”, aseguraron.
Por eso piden que todas las personas que puedan aportar cualquier dato útil para la investigación acudan a la Policía.
En tanto, el reporte de fuentes policiales indicó que ese día el automóvil Renault Clio color gris, dominio CZJ-877, era conducido por César Giménez (36). Colisionó contra una motocicleta Corven Energy, color bordó, dominio A-118-WZP, que era manejada por Siomara.
Tras el fuerte impacto, acudió a la zona el servicio de emergencia 107, que pudo diagnosticar politraumatismos varios y decidió el traslado inmediato al Hospital de Urgencias.
Tras varios minutos de tareas de reanimación cardiopulmonar, se constató el deceso.
Cecilia se quedó en el lugar del hecho hasta que otra ambulancia asistió a la hermana menor de Siomara, que también se conducía en la motocicleta y sufrió heridas de menor importancia.
Horas más tarde, al llegar al hospital, supo sobre el trágico desenlace.
“No lo podíamos creer. Nos dijeron que entró en paro cardíaco y que hicieron todo lo posible para salvarla. Llevaba su casco, pero en el hospital creen que el impacto fue muy fuerte”, expresó la madre.
Dada la magnitud del choque, en el hospital le dijeron a Cecilia -siempre según su testimonio- que ninguno de los órganos de la adolescente podía ser donado.
“En su DNI figuraba como donante, pero el daño era generalizado, con pérdida de sangre, con quebraduras y con golpes irreparables”, lamentó la mujer, en diálogo con La Voz.
Una versión inquietante
Pasadas las primeras horas de zozobra, la familia empezó a recibir una versión diferente a la de las primeras informaciones.
“Los vecinos nos dijeron que el hombre que entrevistó la Policía no manejaba. Lo hacía su pareja, una mujer que abandonó el lugar junto a los hijos. Hice una publicación en redes sociales porque quiero saber qué pasó y a la gente le digo que aporte filmaciones”, pidió.
El posteo en redes sociales trajo sus frutos. Una lista de personas se comenzó a contactar con ella, entre las cuales surgió una testigo que tendría especial importancia para el esclarecimiento del caso. “Me contactó la primera persona que llegó al lugar y llamó a la ambulancia”, dijo.
También obtuvo algunos datos que fueron aportando vecinos y personas allegadas al lugar del hecho.
Con esa información, este lunes se presentó ante Accidentología Vial para declarar. Allí contó todo lo que sabe, incluida su versión sobre el presunto rol de una mujer aún no identificada. La familia espera que este martes declare la testigo que contactó al servicio de emergencia.
Una vida signada por la dificultad
Siomara iba a egresar de la secundaria a fin de año. La semana pasada, su familia terminó de pagar la cena de egresados. A futuro, tenía sueños que ya no podrán realizarse.
El pasado miércoles repartía pan junto con su hermana. Lo hacía a pesar de que su padre es asalariado.
“Somos dos con seis hijos. No nos alcanzaba el dinero y decidimos vender pan casero para sobrevivir”, contó su mamá.
Tiempo atrás, la mujer dejó de ocuparse de los repartos porque se esguinzó el tobillo. La adolescente tomó esa responsabilidad.
Según indican en barrio Los Paraísos, era conocida por su buena disposición, por su apego a las buenas costumbres y por su gran empeño por progresar.
Todo el tiempo trataba de ayudar con la economía del hogar.
Y en eso se le fue la vida.
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