La Voz del Interior @lavozcomar: El final de Succession: entre el elegido menos pensado y una ¿traición? a último segundo

El final de Succession: entre el elegido menos pensado y una ¿traición? a último segundo

En una especie de norma que se rige por la lógica del sentido común, cuanto más alto suele llegar una serie, más difícil es que deje conforme al público con su cierre.

Pasó con casos históricos como Los Sopranos y su huida con un súbito fundido a negro; o con Lost que se enredó en su propio laberinto, sólo por citar casos rimbombantes.

No se podrá decir lo mismo de Succession, que este domingo concluyó su última y cuarta temporada con una clase magistral de tensiones, egoísmos, traiciones y sorpresas.

A partir de aquí, spoilers sin filtro sobre el episodio final.

Con honestidad, ¿alguien vio venir al acomodaticio, arribista, por momentos inútil pero ante todo ambicioso de Tom Wambsgans (aplausos de pie para el actor británico Matthew Macfadyen) como el elegido?

En una jugada completamente inesperada, el marido de Shiv Roy (la enorme Sarah Snook) terminó quedándose con el puesto de CEO de Waystar Royco que quedó vacante tras la muerte de Logan Roy unos capítulos atrás.

Lo pagó carísimo: con una charla humillante a más no poder en un bar junto al psicópata de Lukas Mattson (Alexander Skarsgard), el impredecible multimillonario sueco, nuevo dueño de todo.

Mattson es retratado como tantas veces parecen ser ciertos gurús tech: una mezcla entre geniecillos que viven dos décadas adelantados y niños caprichosos y sin escrúpulos, con una billetera inagotable (teléfono, Elon Musk).

Lo cierto es que los hermanos Roy, hundidos en sus rencores y miserias personales, tuvieron la chance y no pudieron tomarla.

Así terminó Succession (HBO).

La ¿traición? de Shiv

Con Roman (Kieran Culkin) devastado tras dejar en evidencia en el funeral de su padre que no estaba hecho para eso, y Shiv cargada de ira al descubrir que Mattson la estaba utilizando y no iba a darle el puesto, Kendall (otra vez, ovación para Jeremy Strong) ve el resquicio para tirar todo abajo y quedarse con el trono.

Quien le permite ilusionarse con eso fue otro gran personaje de la serie: el inefable de Greg (Nicholas Braun), que pareció haber enlazado una jugada maestra al usar el traductor de su teléfono para descubrir que lo de nombrar a Shiv como CEO eran mentiras.

Como siempre, con esa torpeza entrañable y el pánico de dejar de pertenecer, quiso vender su hallazgo por algo grande.

Tom y Greg, una de las mejores duplas de Succession. (HBO)

Es que hasta último momento todos hacían lo imposible por tratar de salvar su pellejo y no quedarse fuera del festín de los billetes y el poder, en idas y vueltas con alianzas que parecían no tener fin.

Y no fue hasta los últimos 100 metros que esa carrera se definió, más por odios y rencores que por méritos o beneficios propios.

Shiv votó en contra a la propuesta de Ken y la empresa dejó de pertenecer a la familia Roy, como los tres hermanos habían pactado.

¿Fue porque no pudo con su genio y disfrutó más ver la caída que una hipotética victoria de su hermano? ¿O porque al quedar Tom al mando, en cierta forma ella mantuvo su cuota de poder?

Succession terminó de forma magistral.

La sensación es que, salvo Mattson, todos perdieron. La tristísima forma en que ni pueden darse la mano Shiv y Tom en el auto (mientras esperan un hijo) es una postal del fracaso, aún en la opulencia.

Tom, por más que “llegó a la cima”, sabe que depende íntegramente de alguien impredecible como su nuevo dueño sueco.

Roman se consuela sonriéndole a un martini, y Ken parece un zombie, un muerto en vida que mira el río Hudson deseando hundirse en el para siempre.

Succession terminó de forma magistral.

El grand finale de Succession

Aun cuando esta temporada tuvo altibajos importantes, Succession coronó un cierre magistral sin recursos pirotécnicos ni grandes estridencias. Su combustible fue el resentimiento de tres hemanos criados en la más obscena de las riquezas y el poder (en el capítulo anterior “ungen” como presidente de Estados Unidos a un fascista que en la primera de cambios los traiciona).

Eso también es paradójico: para todos estos personajes acostumbrados a moverse en jets privados como si nada, ya no se trata de dinero, algo que les sobra.

Succession

Sus problemas siempre fueron el reconocimiento y la aprobación, en especial de una figura paterna despótica y cruel, salvaje pero que también por momentos tenía destellos de algo que podría asemejarse al cariño, sin llegar a tanto.

Si bien es ficción, el mundo que muestra Succession y cómo refleja a las esferas de poder de francamente angustiante. Si entre ellos mismos se empujan cada vez que pueden al abismo, ¿qué se puede esperar que hagan con el resto de nosotros?

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