Revertir la falta de médicos en el interior provincial
La falta de médicos en el interior provincial sigue agravándose, a pesar de las políticas implementadas en los últimos años para promover la radicación de profesionales en pequeñas localidades.
Según datos del Consejo de Médicos de Córdoba, el 63% de los profesionales matriculados reside en la Capital provincial, donde habita el 38% de la población cordobesa.
De ello resulta que en la ciudad de Córdoba hay 7,7 médicos por mil habitantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tener al menos un profesional cada mil habitantes. En promedio, los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) tienen 3,5 médicos cada mil habitantes.
Como la ciudad de Córdoba tiene más del doble, está mejor que países desarrollados y con un satisfactorio estado de bienestar como Finlandia y Noruega, que oscilan entre 4,6 y 4,8 médicos cada mil habitantes.
El problema es la disparidad que se observa cuando se analizan los números de los demás departamentos: en el norte, Pocho, San Alberto, Sobremonte y Río Seco tienen menos de un médico cada mil habitantes; Minas, Cruz del Eje, Tulumba y Río Primero no llegan a dos; los sureños Juárez Celman y General Roca están en situaciones similares.
Departamentos como Río Cuarto, General San Martín y Colón están bastante mejor, ya que tienen casi cuatro médicos cada mil habitantes. Punilla y Tercero Arriba no están lejos de esa cifra.
Hay otra forma, acaso más dramática, de mensurar el impacto de la concentración de profesionales de la salud en las grandes y medianas ciudades: exceptuando las localidades más pobladas, en la mitad de los restantes municipios y comunas directamente no hay médicos radicados.
En otras palabras, si esos gobiernos locales quieren ofrecer alguna asistencia médica a sus vecinos tienen que contratar personal que reside fuera de su ejido. Eso encarece los costos y reduce al mínimo el servicio que se presta. Hay lugares donde un médico atiende unas pocas horas a la semana; otros, con menos recursos económicos o humanos disponibles, a lo sumo pueden contar con un médico cada 15 o 20 días.
Por eso, la Provincia relanzó su convocatoria para médicos que quieran radicarse en el interior y hacer sus residencias en medicina general y familiar. El beneficio que se ofrece es fundamentalmente económico, pero por el tiempo de duración de la beca. Quizá debieran pensarse otros estímulos.
Varias ramas de la medicina son hoy más rentables que las que promueve la Provincia. Además, el plan debiera poner el foco en la creciente feminización de la medicina: las estudiantes tienden a preferir especialidades no muy demandantes para que el ejercicio de la profesión no les obstaculice su vida personal.
El Estado provincial debe discutir con las instituciones formadoras y representantes de las localidades más afectadas modelos realistas para cada caso y hacer la inversión que sea necesaria, a fin de revertir la situación en el menor tiempo posible. Es el acceso a la salud de los cordobeses lo que está en juego.
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