El Cronista @cronistacom: Wonderful Caballito: un recorrido junto a la periodista anglo argentina Vanessa Bell por sus preferidos del barrio

Wonderful Caballito: un recorrido junto a la periodista anglo argentina Vanessa Bell por sus preferidos del barrio

 Antes de la pandemia vivía en pleno Microcentro, en un edificio racionalista de los años 40 sobre la Plaza Congreso. En el 2020 conoció a su pareja, que en ese momento vivía en Castelar y, aprovechando el aire y el verde de Zona Oeste, se fue para ahí a terminar la cuarentena. Juntos, con un hijo ya acompañándolos y la vida de ciudad reactivada, eligieron Caballito como su nuevo hogar.

Vanessa Bell – muchos la pueden conocer como «Creme de la Creme», como se apoda en Instagram – es la famosa inglesa que eligió venir a vivir a Argentina hace 13 años y, no solo está instalada en Buenos Aires y la sigue eligiendo, sino que la conoce como la palma de su mano. A tal nivel que, además de las clases particulares y los talleres creativos de inglés – y las notas sobre arquitectura, diseño y lifestyle que escribe para medios como Monocle y National Geographic – , organiza tours para extranjeros y para locales por los distintos barrios de la ciudad.

«A mi siempre me gustó Caballito», confiesa. «Hay algo que está pasando en Buenos Aires; o los lugares se ponen súper gentrificados y son medio insoportables o son barrio, barrio y no hay mucha oferta». Caballito norte, para ella, tiene lo mejor de ambos mundos. Es un barrio en crecida, donde abren propuestas nuevas constantemente, especialmente en el mundo gastronómico, pero a su vez, todavía parece un «mini village» y Vanessa recuerda la alegría que le generó ver a sus vecinos hablando en la calle el día que se mudó. Algo que destaca de los porteños es esta cosa cálida, más humana y más espontánea.

Caballito norte, para ella, tiene lo mejor de ambos mundos. Es un barrio en crecida, donde abren propuestas nuevas constantemente, especialmente en el mundo gastronómico, pero a su vez, todavía parece un «mini village».

«Para mi siempre fue importante vivir en un lugar donde me sienta parte de un barrio y donde no tengo que estar en pose todo el tiempo», le cuenta a MALEVA. Y siente placer en ir armando su rutina, descubriendo sus lugarcitos predilectos, su propia comunidad, e ir tejiendo su mapa personal. Por ese mismo mapa nos fue llevando durante una jornada, en la que nos mostró los lugares que más frecuenta – cafés, librerías, plazas, restaurantes y hasta edificios – y nos contó por qué los eligió como parte de su red, además de los «imperdibles» en cada uno de ellos (especialmente los foodies).

Uno a uno, acá les compartimos los 11 elegidos de Caballito por Vanessa Bell:

1) Café LO-FI: «¿Viste cuando vas a un lugar y shazameas todo el tiempo? Sus playlist de Spotify me encantan» (y el sandwich de pollo en escabeche es obligatorio) / Arengreen 690.

Café Lo-Fi

Lo-fi se convirtió en una especie de home office fuera de casa para Vanessa desde que se mudó al barrio. «Lo que más me enganchó es que Pablo Osan es un melómano y tiene varias playlists de Spotify que me encantaron. ¿Viste cuando vas a un lugar y shazameás todo el tiempo?», nos cuenta. Te acercás a la mañana y hay un mood, volvés a la tarde y hay otro mood, sin embargo su menú está disponible full day para que te tomes un café, un vermut o un sándwich en el momento del día que te pinte.

Vanessa pidió sin siquiera mirar la carta: el sándwich de pollo en escabeche – un antes y un después en su vida (y en la vida de cualquiera que lo prueba) – con la limonada de frutos rojos. A todo el que venga acá le recomienda sin dudas este plato que viene con palta, huevo, queso y alioli en pan brioche. «La de Lo-Fi es una oferta noble – siempre buscando mejorar sus productos – pero sin ser pretenciosa», agrega.

Y otra cosa que le encanta del lugar es la idea de un café de especialidad donde también podés pedir un café con leche, o una lágrima, o pedirlo un poco más caliente. «Yo no soy partidaria del snobismo de ahora, vos podés servir un buen café de la manera que lo quiere el cliente», explica. «Porque si no terminamos borrando por completo la identidad porteña del consumo de café».

Instagram: @cafe.lo.fi

2) Parque Centenario y Parque Rivadavia: «Vengo los fines de semana y encuentro oro»/ Av. Díaz Vélez – Av. Rivadavia 4950.

Parque Rivadavia

Si bien hay puestos de libros, CDs y vinilos de segunda mano abiertos durante la semana, lo que sucede el fin de semana en Parque Centenario y Parque Rivadavia es otro tipo de movida. Y Vanessa cuenta, «me gusta ir a la parte donde se instalan las personas con mantas, ahí encuentro oro». Es un espacio enrejado, frente al hospital naval, donde la gente va a vender cualquier cosa que quiera sobre mantas en el suelo.

Además de vinilos en muy buen estado, consigue otras joyitas que son casi imposibles de encontrar en otro lugar. «Hace dos semanas una mujer me vendió un exprimidor de limón de metal con forma de pájaro, de los años 50-60, que venía buscando hace mil», cuenta. «Y una pala chica de acero inoxidable con cepillo de madera y fibra natural para barrer las migas de la mesa, ambas cosas en sus cajas originales». Para los que aman los vintage, los objetos únicos y especiales, este según Vanessa Bell es un gran spot. «Si tenés paciencia y buen ojo puede ser una mina de oro.»

3) Barragán Café: «Me enamoré de ciertos platos y hago un peregrinaje para venir a comerlos» / Nicasio Oroño 1195.

Barragan

Como una joyita que se esconde para resguardar su valor, Barragán se instaló en una esquina muy, pero muy tranquila en una zona residencial de Caballito. Y es ese espíritu de barrio combinado con la calidad e innovación de su propuesta, lo que la convirtió a Vanessa Bell en una cliente fiel, «es un golazo la propuesta y no hay nada como esto. Les va bien porque están en todos los detalles».

Si bien abrieron una segunda sucursal en Palermo, Vanessa sigue fiel a la original. Le gusta y le genera comodidad el perfil de la gente que se acerca a este local: residentes de la zona, alumnos, amigos, clientes fieles, así como el lindo servicio que tiene. Es otro de los lugares donde se siente como en casa.

Del menú brunchero que tienen disponible todo el día (con ese inconfundible tinte mexicano de lonchería), sus elegidos que la enamoraron y por los que «hace un peregrinaje» son: el trío de tacos de carne o de gírgolas, los huevos rancheros y la estrella dulce; la torta tres leches, «el mejor postre que comí en mi vida».

Instagram: @barragan.cafe

4) Heladería 1952: «Estos helados son una locura» / Hidalgo 798.

No son una franquicia, pero sí tienen las recetas de la icónica heladería «Pocho» en Haedo, que nació justamente en 1952, lo que le dio el nombre a la preferida de Vanessa en Caballito (y quizás en toda la ciudad). Su esquina de perfil bajo, no refleja el nivel de sabor que hay adentro. «Estos helados son una locura», en sus palabras.

El de frambuesa logró mantener cierta acidez y es clave para cortar la dulzura, por eso lo elige bastante. Lo combina con el mousse de chocolate – «literal parece una mousse hecha helado», confiesa – o el clásico Raffaello. «El dulce de leche con brownie también es un espectáculo», porque viene cargado de brownie. Vanessa destaca lo artesanal y natural de sus helados, «hay heladerías que son malas donde comés el helado y es azúcar puro, muy artificial», explica. Tienen, además, un «chocolate oro preto», a base de agua para quienes no consumen lácteos.

Instagram: @1952helados

5. Conjunto Acoyte y Hospital Naval / Av. Acoyte 136. – Av. Patricias Argentinas 351.

En nuestro recorrido por Caballito, nos llevó a conocer dos edificios icónicos del barrio, que podemos encontrar en su Mapa Brutalista. Empezamos por el Conjunto Acoyte que «parece un complejo habitacional de París de fines de los 70», cuenta ella. Es obra de los arquitectos Manteola, Gómez, Santos, Solsona, Petchersky y Viñoly, el gran arquitecto Uruguayo que durante los 60-70s formó parte del estudio de Solsona e hizo obras en Buenos Aires, entre ellas el edificio del ATC.

Y más hacia el final nos acercamos al Hospital Naval, una obra brutalista del arquitecto Testa cuya estructura recuerda constantemente la figura de un barco; con sus ventanas redondas similares a los ojos de bueyes y las escaleras laterales en caracol, como las de emergencia de los buques.

¿Por qué tanto interés por la arquitectura?

Los papás de Vanessa se conocieron en París y los tres vivieron ahí hasta que ella cumplió cinco años. Antes de la pandemia, volvió a su ciudad natal y particularmente al edificio donde vivían en Montparnasse, y descubrió que era una construcción increíble, estilo Art Decó, con un palier espectacular que podría estar en Recoleta. En ese descubrimiento entendió su amor por la arquitectura, «siempre hubo algo inconsciente dentro mío».

Esa punta combinada con su mirada siempre atenta a los detalles, su manera curiosa de recorrer las ciudades, su mente creativa y su amor al arte, la llevaron a especializarse, ya instalada acá, en la arquitectura. Pasó de fotografíar la arquitectura «rara», el lado B de Buenos Aires, a realizar tours para extranjeros y locales, mostrándoles construcciones de los 60s a los 80s súper atractivas. A lo largo de nuestro recorrido por Caballito bajo su guía, nos presentó palieres de edificios que guardan obras de arte escondidas, texturas espectaculares e incluso timbres únicos que vale la pena fotografiar.

«Tengo esta doble nacionalidad y tengo la posibilidad de darle una mayor llegada a Argentina al resto del mundo; ser bilingüe me abrió puertas y pude llevar a cabo muchos proyectos».

De ahí surgió una de sus creaciones, un inmenso aporte cultural a nuestra ciudad: el «Mapa Brutalista de Buenos Aires», una guía bilingüe que presenta 50 estructuras de arquitectura brutalista con obras icónicas y edificios menos conocidos, y con la colaboración fotográfica de Javier Agustín Rojas. Para crear este documento hizo un trabajo de hormiga, juntando información de diversas fuentes porque no hay un archivo oficial al que se pueda acceder. «Fue un trabajo muy minucioso y lento pero también muy gratificante porque estás dejando un legado», confiesa Vanessa. Y es que hoy el mapa se edita en Londres y se vende en museos como el MoMA, el MET y la librería Shakespeare and Company. «Tengo esta doble nacionalidad y tengo la posibilidad de darle una mayor llegada a Argentina al resto del mundo; ser bilingüe me abrió puertas y pude llevar a cabo muchos proyectos y realizar muchos sueños».

6. Tienda natural NOVA: «Ahora que soy mamá, hay una búsqueda mía para lo natural y estoy poniendo el foco en eso» / Eduardo Acevedo 21.

Entramos a su tienda natural preferida de la zona y fuimos directo al área de cosmética, aromaterapia y skincare. «En la pandemia empecé a comprar nacional, y de repente explotó, aparecieron un montón de marcas acá que son muy buenas», nos cuenta Vanessa. «Y además estás aportando». La maternidad le cambió el foco de autocuidado, y empezó a inclinarse por el uso de productos más naturales en todo sentido, tanto para la alimentación como para la cosmética.

Plantae y Dekka, para shampoos sólidos y cremas, son sus preferidos. Otro descubrimiento que marcó un antes y un después: el queso crema Rebelde, sin ningún tipo de conservantes ni aditivos. «Siempre me encantó cocinar, pero durante muchos años no cocinaba tanto y salía a comer», explica. «Y ahora que tengo mi pareja y mi bebé pongo mucho foco en comer bien y comer sano».

Instagram: @tiendanova.ba

7. Sastre Café: «La cookie de maní y chocolate blanco es imperdible»/ Av. Díaz Vélez 4674.

Entramos a Sastre, el pintoresco cafecito que supo ser una sastrería, ya sabiendo lo que íbamos a pedir: un café (el otoño nos llevó a uno caliente, pero en verano ella suele optar por uno frío), una cookie de chocolate blanco y maní y una sfogliatella dulce. El pedido de siempre, que suele llevarse los fines de semana al Parque Centenario donde se sienta en un banquito a disfrutar del verde antes de la búsqueda de joyitas.

Adentro, al fondo, también tienen un espacio chico con bancos para el que prefiera comer ahí. Pero primero, hay que pasar por el mostrador a elegir algo de pastelería – también tienen chipás, budines, muffins y alfajores (el nuevo de mantequilla de maní es una fiesta) – y a disfrutar del arte en cómo preparan tu café de especialidad.

Instagram: @sastrecafe

8. Librería KEL: «Es muy importante poder conseguir libros en inglés, tanto para mis clases y para mis lecturas como para mi bebé que lo estoy criando bilingüe» / Av. La Plata 63.

Hoy podemos conseguir grandes títulos en inglés en varias tiendas online o en versión digital para leer en tablets o en el Kindle. Sin embargo, para Vanessa nada se compara con acercarse a una librería y sentir los libros en la mano. Y ni hablar si esos títulos son en inglés, su lengua natal. «Al ser inglesa me re sirve tener un lugar donde puedo comprar libros en inglés, si bien leo en castellano y son totalmente bilingüe», comenta. «Tanto para mis clases como para nutrirme a nivel personal».

Ama las librerías porteñas, compra libros en castellano, pero desplazarse por un espacio como Kel donde todos los títulos son en inglés genera una sensación y experiencia completamente diferentes. Y no solo por ella, sino que también tienen una gran sección infantil. «Yo lo estoy criando a mi hijo bilingüe, entonces para el vínculo con el idioma está bueno tener herramientas y los libros son súper importantes».

Instagram: @kelediciones

9. ROMA: «La torta de pistacho y frambuesa no tiene nada que envidiarle a una torta que me puedo comprar en otra parte del mundo»/ Av. Rivadavia 5391.

Con más de 100 años de historia, Roma es un emblema en Caballito. Hace 12 años, cuando trabajaba por la zona, Vanessa Bell solía pasar por la panadería a comer unos sandwichitos de miga. Hace poco, y ya viviendo en el barrio, descubrió que le hicieron una «lavada de cara» a la estética y a su propuesta – que antes pintaba más como panadería tradicional – llevándola muy, muy arriba.

A sus opciones clásicas, le sumaron una nueva carta de tortas muy estilo francés. Y, entre ellas, hay una de pistacho y frambuesa que es «de otro mundo», en sus palabras. Sus sabores más sutiles demuestran esta transformación y sofisticación, y la destacan de esas bombas de azúcar a las que estamos acostumbrados. «La verdad, no tiene nada que envidiarle a una torta que me puedo comprar en otra parte del mundo», expresa con mucha seguridad.

Instagram: @romapanedolci

10. Centro: «Me encanta que esté todo pensado y cuidado pero sin ser un lugar pretencioso o wannabe» / Aranguren 928.

Centro, la nueva apertura de la zona ya es un boom entre los caballitenses que aman la buena gastronomía. Pero no solo porque es la primera propuesta de este estilo en el barrio, sino que para Vanessa, es la única propuesta de este estilo en la ciudad. «Lo que me encanta es que todo está pensado, todos los detalles y elementos cuidados sin ser un lugar pretencioso o wannabe», nos cuenta. «Eso es clave para mi, understated pero refinado sin pecar de ser esnob o excluir a los que viven en el barrio».

Usando exclusivamente ingredientes de temporada, la carta de Centro – a cargo del chef Fernando Golabek – va cambiando cada un par de meses, lo que le da dinamismo a quienes van seguido, pero permitiendo «repetir serialmente algunos platos», como expone Vanessa. «Me encantan los postres», confiesa ella. «Hay un marquise de chocolate con una salsa inglesa con miso que es difícil no pedir».

Con esa arquitectura estilo Wes Anderson, en una esquina que no pasa desapercibida, Centro es un gran spot para distintos momentos del día: desde brunchear hasta disfrutar de una mesa nocturna compartiendo varios platos, con un un vermut o unos ricos vinos de por medio.

Instagram: @centro_restaurante

11. Taller de expresión corporal: «Es un espacio mágico y muy especial. Jamás había vivido algo así».

Caminando por las calles de su nuevo barrio, se topó con un lugar daban un taller de expresión corporal y tomó nota. Jamás imaginó, en ese momento, lo «mágico y especial» que sería ese espacio para ella de ahí en adelante.

Son 5 o 6 mujeres por taller y la profesora las va guiando mientras trabajan el cuerpo con estiramientos y ejercicios de expresión corporal. Empiezan haciendo trabajos sobre el piso y terminan bailando paradas, moviéndose con libertad, y siempre acompañadas de la música, música de lo más variada y ecléctica. «Un encuentro estoy bailando a los Tres en Magoya de Piazzola, después un tema de Philip Glass, después uno de Cerati, uno de música africana o brasilera», explica. «Cada semana descubro música nueva gracias a ella».

Además del efecto increíble que tiene sobre el cuerpo y las emociones, el taller lo comparte con mujeres una más interesante que la otra. «Es toda gente súper interesante, más grande que yo, con historias y vidas diversas, que toman el tiempo de cuidar su cuerpo«, cuenta.

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En MALEVA hacemos fotos y videos para nuestras coberturas y notas con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.

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