La Voz del Interior @lavozcomar: Todavía estamos a tiempo

Todavía estamos a tiempo

En los tiempos en que vivimos, es común que tengamos muchas veces que pasar por circunstancias que suelen ser bastante desagradables. Situaciones que, por sus características, producen cierto estado de tristeza y desaliento, lo cual ocasiona un desánimo que no es fácil de superar.

“¡Qué tristeza!”, solemos exclamar frente a determinados acontecimientos que ocurren en nuestro medio y que nos producen no sólo tristeza, sino también indignación.

Surge en el ser un abatimiento y un pesimismo que no sólo lo afecta en lo personal, sino también en la relación con sus semejantes. Aparecen frustraciones y amarguras que, lamentablemente, se transforman en resentimientos y en rencor.

Por eso necesitamos, ahora más que nunca, levantar los ojos al cielo y pedir a nuestro Dios que intervenga en nuestro país con su misericordia y con su amor, para que no se formen esas raíces de amargura que son tan perjudiciales para el ser humano.

La Biblia dice: “Busquen la paz con todos. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos” (Hebreos, cap. 13 vers. 14 y 15).

En lo personal, quisiera que ninguna raíz de amargura apareciera en mi vida, no sólo porque me perjudica a mí, sino también a los demás. Me pregunto por qué se le hace tan difícil al ser humano ser feliz.

Nuestro creador nos dio tantas cosas para que podamos disfrutar y muchas veces, por diferentes circunstancias, no las usamos para obtener esa felicidad que tanto anhelamos. Parece que, en la balanza de la vida, el platillo de la angustia y de la tristeza pesa más que el platillo del gozo y de la felicidad.

Oramos a Dios para que cada día, con su gracia, la Argentina encuentre la paz y la concordia que necesita; para que haya hombres y mujeres que entreguen sus corazones a Él, y así sean transformados y puedan experimentar un cambio en sus vidas. Para que las autoridades gobiernen con rectitud, no en defensa de intereses personales, sino en función de los demás. Para que podamos ver un verdadero engrandecimiento de nuestro país.

En la medida en que los seres humanos permitamos la intervención divina, veremos transformaciones que no serán una utopía, sino una realidad. Quiera Dios que así sea. Dios te bendiga.

* Pastor evangélico, miembro del Comipaz

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