Por ahora sólo manipulan una lapicera sin tinta
el país.
Mucha ansiedad y altibajos se proyectan sobre la hojarasca otoñal en la provincia de Buenos Aires. De repente, algunos intereses electorales del gobernador Axel Kicillof y su entorno ministerial -mayoritariamente vinculado con el armado de La Cámpora- parecen alinearse, por interés propio, con los renovadores que apoyan consensuar una precandidatura presidencial para Sergio Massa.
Algunos sectores del oficialismo esperan que la economía ingrese por lo menos en una meseta hasta las elecciones generales, algo que permita observar a Massa como el “domador de la bestia inflacionaria”.
Otra cuestión relevante para el Frente de Todos, para permitirse soñar con alguna esperanza electoral, pasa por dejar de meterse goles en contra en términos políticos institucionales.
En paralelo, Kicillof prefiere desentenderse de una hipotética precandidatura presidencial y sigue enfocado en su deseo de ir por la reelección en calle 6.
Desde lo gestual se muestra activo y concentrado en la gestión desplegando discursivamente “anuncios de obras” en cada una de sus recorridas por el conurbano y los municipios del interior, donde choca con la problemática cotidiana de los bonaerenses.
Es que, el disgusto social con las promesas de los dos espacios políticos que se alternan el poder en los últimos años (FdT y Juntos por el Cambio) estaría inclinando la balanza en favor del referente libertario Javier Milei, (al margen de sus controvertidas posturas públicas) con un porcentaje cercano al tercio del electorado, según algunas encuestas que aterrizan en despachos oficiales.
La coalición gubernamental precisa que la interna del PRO por la definición de las candidaturas presidenciales entre el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se amplifique.
No pocos por olfato electoral creen que el bullrchismo tiene chances de vencer al larretismo en la puja casera, si es que la exministra nacional sigue avanzando como hasta ahora con el aval del propio Mauricio Macri.
“Algunas recetas económicas de fuerzas opositoras se parecen a un viejo guiso recalentado de la década del 90. No es un secreto que una de las propuestas es avanzar con una reforma laboral a simple vista perjudicial para los trabajadores, empezando además por recortar la ayuda a beneficiarios de planes sociales”, advierten desde el FdT.
“Muchos de los que hoy venden consejos y espejitos de colores son los mismos que fracasaron primero con el gobierno de la Alianza y la crisis económica de 2001 y con la presidencia de Macri años después”, agregan.
Mientras tanto, Larreta parece estar preparando su aparato para una supuesta guerra total, tanto en la Provincia como en la Nación, y en los distritos donde el PRO no es gobierno.
Este aparente cambio de estrategia del alcalde porteño está vinculado directamente a la interna del PRO, y a la acumulación de poder que sabe tiene que hacer, si quiere obtener el control del frente opositor.
Para Larreta no sólo se trata de ganar la elección, sino que debe construir un nuevo liderazgo hacia adentro de JxC, hoy jaqueado por los halcones de su propio partido.
Ya demostró firmeza en su decisión, cuando desdobló las elecciones porteñas, a pesar de la fuerte resistencia macrista. Y también dejó en claro que está dispuesto a construir un nuevo escenario, con otros actores, dentro y fuera de JxC. Quizás por eso hoy Larreta es mejor visto y considerado por la UCR y la CC, que por los propios amarillos.
Distintas fuentes de JxC coincidían en que se estaba avanzando en un esquema de Y, con internas a nivel nacional entre Bullrich, Larreta, un candidato radical, sino arreglan acompañar a algunas de las opciones del PRO, Elisa Carrió –si no se baja antes-, y quizá José Luis Espert, según cómo se encaminen las negociaciones con el economista liberal.
Y los mismos portavoces convenían en que en la Provincia habría un solo candidato, que sería Diego Santilli. Quizás más impulsados por la necesidad que por las ganas.
Un curtido mandamás vinculado con la oposición razonaba: “Si vamos con dos candidatos en la Provincia, corremos el riesgo de salir terceros y cuartos en las PASO (detrás del FdT y de los libertarios), y eso es muy difícil de remontar en las elecciones generales”.
En los municipios siempre se mantuvo la incógnita, aunque parece que de a poco va primando la cordura de, por lo menos, no competir en los distritos donde la coalición es gobierno. Pero este grito de guerra de Rodríguez Larreta vuelve a encender las alarmas en territorio bonaerense. Sobre todo en el PRO.
Por el lado radical las cosas están más claras hacia adentro, no tanto en la estrategia a seguir. Públicamente hay un candidato a gobernador, el diputado Maxi Abad, quien ya dejó trascender que espera la resolución de la interna amarilla para negociar una fórmula compartida. Son varios los casilleros a llenar, y la UCR parece tener nombres para todos.
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