La última fase de los cafés de especialidad: los tres «donde hay que estar» en Buenos Aires
Los cafés de especialidad brillaron en los últimos años y estuvieron en el centro de la escena, eso no es novedad. Lo admirable es cómo algunas cafeterías conquistaron el espacio de lo trendy y surfearon la ola – y la amenaza de la caída -, de las modas. En MALEVA queremos destacar tres coordenadas que fueron más allá del boom de su rubro y lograron instalarse en el mercado de lo cool. Ya no son ‘cafés de especialidad’, sino que son el must en el que hay que estar.
Sus clientes ya no van solo por la calidad del café: van para ser vistos, para mostrarse. Abunda el user-generated-content de cada una de estas marcas: es normal abrir TikTok y cruzarte con algún video que las muestre o ver sus ambientaciones icónicas en historias de Instagram.
El café en Buenos Aires siempre fue sinónimo de lugar para tener reuniones o para matar el tiempo. ¿Cómo lograron cambiar esa premisa? ¿Qué tienen de especial estos spots que siguen en tendencia? ¿Cómo se convirtieron en un punto encuentro social, un lugar para mostrarse, un ambiente cálido para hanguear, una especie de vidriera para mostrar el look más icónico? ¿Cómo se construye un lugar canchero sin forzarlo? ¿Qué es lo que fideliza a esos habitués que representan la esencia de cada lugar? ¿Qué tiene uno que no tiene el otro?
Sin más preámbulos, los tres cafés elegidos por MALEVA: Cuervo Café, un sello relajado con mucho arte urbano, rinconcitos aesthetic y una selección de música curada según cada local y mood; Oli, un espacio inspirado, pensado y creado por Oli Saal, conocida en redes como @lachica.pajaro: una personalidad gastronómica fresca y apasionada hecha local; y Zarpado Café, una parada obligatoria en Café Echeverría, canchero en cada uno de sus detalles, que tuvo presencia en Lollapaloza y que está por abrir un segundo local en la estación de tren de Olivos.
Otros cafés mega cool: Birkin cerca del Jardín Botánico, ÖSS Kaffe cerca del Barrio Chino y Suma en Palermo, un espacio donde convive una cafetería, un bar de vinos y venta de ropa y muebles vintage. ¿Cuál sumarías a nuestra lista?
1) Cuervo: casi con la energía de una noche vibrante en la que suceden cosas lindas. Su público: muy del arte y lo creativo. / Cuatro locales.
Cuervo es un espacio social. No importa a cuál de sus cuatro sucursales vayas, en todas vas a encontrar la misma onda: un lugar colmado de arte urbano y buena vibra. ¿Lo infaltable? Mesas con solcito, espacios cómodos para llevar la computadora, buena música para acompañar el mood del día.
«Ya sea por el producto o por la experiencia que propone, es un lugar súper humano y honesto. La esencia de Cuervo radica en cuidar la experiencia, por sobre todo el punto de unión entre los equipos de trabajo y los clientes, lograr que ese vínculo sea lo más genuino y lo más honesto posible», cuenta Agustín Caro, uno de los dueños de la marca.
A seis años desde que abrieron la primera sucursal, hoy tienen muchísima demanda, locales que trabajan un montón, los mismos clientes desde ese principio y clientes nuevos que los descubren día a día.
«No siempre trabajamos con la intensidad con la que estamos trabajando hoy. Durante el primer año, año y medio, el ritmo era otro, en un despacho mucho más tranquilo. De hecho, en un local, el de Salvador 4580 – el primero -, era un local que podríamos ser dos personas atendiendo y estábamos sobrados. Nos sentábamos afuera y hacíamos café filtrado para ver si alguien nos veía y se daba cuenta que estábamos vendiendo café y quería pasar o compartir un rato», le recuerda Agustín a MALEVA.
En ese entonces, el café de especialidad no era un producto tan divulgado y les nos tocaba explicar mucho. «Me encantaría poder decir que tuvimos éxito porque usamos una receta y que esa receta, si la replicamos con otra cosa, va a funcionar también. Y la realidad es que no, creo que con mucho amor, mucha pasión por lo que hacemos y mucho trabajo constante sin aflojar», remarca el dueño.
Al empezar a pensar en Cuervo, primero se concentraron de lleno en el producto, buscando que sea de excelente calidad pero sin descuidar que sea un espacio relajado. Se tiende a asociar la excelencia con una experiencia un poco más estricta o rígida, pero no es el caso de este sello.
Buscan que sea un espacio en donde el mensaje sea tan claro que la gente que viene ya sabe con lo que se va a encontrar: un espacio relajado, pensado para pasarla bien, epicentro artístico, con un producto cuidado. «Una de las cosas que nos pasaba con Pablo Tokatlian, mi socio, es que nosotros éramos músicos, somos músicos, pero antes tocábamos y eso nos vinculaba de alguna manera con la noche. Y la verdad es que en la escena diurna sentíamos que nos faltaba un lugar que nos acoja y que sea vibrante, que pase lo que sucede a la noche, con esa energía especial, que es un tiempo de ocio, que es vibrante, que hay música. De alguna manera la experiencia se vincula con el arte, ya sea desde lo musical o lo sensorial o lo visual. Entonces, nuestra propuesta en Cuervo desde el día uno fue que la música iba a tener un protagonismo especial y prestábamos mucha atención a la música que íbamos a poner y gozábamos y seguimos gozando mucho de cuando elegimos un disco que va a sonar en alguno de los locales. Es una elección súper consciente, no hay listas en los locales; la música que vamos poniendo es lo que creemos que va con el ambiente», sintetiza Agustín. Esa búsqueda logró que sea vibrante, uno entra y siente esa energía.
¿Cómo es el habitué de Cuervo? Más allá de las diferencias entre las ‘tribus’ de cada sucursal, el factor común es que son personas vinculadas con el arte de alguna manera. El habitué de Cuervo no va solo a vivir la experiencia, va a generarla. Mueve las sillas, busca el rayito de sol, lleva la computadora, hace un TikTok, se saca una selfie, se lookea, se acerca a la caja y pide determinada música que le gusta, sube la foto de su tostada con palta y su café. «Los clientes son los que hacen la experiencia. Son los que agarran una mesa y la ponen donde les guste. Se apropian del lugar, eso es lo que aporta a la atmósfera relajada. Cuando el cliente entiende que la premisa de Cuervo es de ellos. Es para ellos y es de ellos», reconoce Agus. Cuervo es como un club y es de todos los que vibran en esa onda.
«Se asocia a tomar un café con tener una charla. Y lo que queríamos lograr era que no sea un espacio para ir a hacer algo puntual, sino que es simplemente un espacio en donde hay muy buen café y un espacio que no te va a correr con el tiempo», agrega. Podés ir, tomar un café, dos cafés, un vaso de agua gratis, ir cambiando de mesa y no hay ningún problema. Esa atmósfera invita a que sucedan cosas lindas, encuentro entre personas, que surjan ideas, impulsar la creatividad.
Sucursales:Juramento 1284 (dato: ¡este local tiene helado!)Newbery 3898Costa Rica 5801 (Mi preferida. Tiene un espejo intervenido por Waldo Mandiello, spot ideal para la selfie perfecta)El Salvador 4580
2) Oli Café: un lugar «en primera persona» que no busca ser pretencioso, que explota y que cautivó particularmente a los que valoran la estética y tienen corazón sibarita. / Costa Rica 6020 – Palermo Viejo.
Oli Café se convirtió en un must en la city porteña. ¿Cómo logró Oli Saal – conocida en el mundillo gastronómico como ‘La chica pájaro’ – materializar su esencia en un local y atraer comensales que la espejan? Ubicado en Costa Rica, casi Arévalo, su espacio cuenta con una gran cocina a la vista, mucha luz natural, una carta mitad salada – mitad dulce, un mostrador de 2 metros lleno de pastelería y viennoiserie (facturas) y una decoración muy minimalista pero con detalles que resaltan.
Oli es un concepto. «No estaba segura de qué iba a ser Oli antes de abrirlo, solamente pensé un espacio en donde pueda ser libre para buscar mi propia identidad, pensado para crecer. Por eso la decisión de tener tanto espacio de cocina y que el salón sea del mismo tamaño», nos cuenta Oli.
Sus clientes valoran lo auténtico de la propuesta: «no abrí un lugar pretencioso, abrí un lugar al que a mí me gustaría ir y lo cuido de la manera en la que a mí me gustaría ser recibida. El lugar se llama Oli, no podía hacerlo de otra manera que dándolo todo. Todos los días corro el riesgo de arruinar mi nombre (risas)».
¿Los habitués? Muchos personajes del mundo fashion, publicidad, cine, gastronomía y vecinos del barrio, casi todos firmes en el horario de brunch o almuerzo. Sale mucho el desayuno típico: jugo de naranja, café y omelette de queso. «El que viene siempre a Oli ya sabe lo que va a pedir. Viene decidido. Viene con amigos, viene con la familia. Siempre la o lo vemos con diferentes personas, porque en general trae a todo el mundo de su mundo. Le va mostrando Oli a su gente, es como si le mostrase un pedacito de su mundo, como si Oli hablase de él/ella», sintetiza La chica pájaro.
«¿Los habitués de Oli? Muchos personajes del mundo fashion, publicidad, cine, gastronomía y vecinos del barrio, casi todos firmes en el horario de brunch o almuerzo. Sale mucho el desayuno típico: jugo de naranja, café y omelette de queso. «El que viene siempre a Oli ya sabe lo que va a pedir. Viene decidido. Después viene con amigos, viene con la familia…»
«Nos visita gente que tiene una relación con la estética y la calidad de lo consume. No le ponen azúcar ni edulcorante al café. Piden bloody mary los fines de semana y los días de semana. A veces vienen dos veces por día», agrega.
No se puede ignorar la propuesta gastronómica, tal vez sea el principal atractivo que llamó la atención de los sibaritas porteños. El menú está concebido con la idea de ser un lugar al que quieres venir todos los días a comer muchos clásicos que están en los corazones de todos pero con un twist de sabor especial. Algunos de los que no fallan son: el club sándwich con papas fritas, buñuelos de kimchi, french toasts, uno de los mejores omelettes del barrio o la pesca del día.
La ambientación tiene un estilo lúdico, genera la sensación de algo que puede armarse y desarmarse. «Hay un concepto de lego que me divierte y que puede adaptarse a muchos formatos: lluvia, invierno, calor, frío, pandemia, cenas a la noche, eventos, etc», dice Oli. Uno de la clave en la esencia de este espacio es su calidez, es que tiene una personalidad propia. ¿Cómo lograron eso? Justamente siendo lo más fiel a la personalidad de su creadora: «No quise contratar un ambientador porque me daba miedo que le quite el alma a algo que para mí era tan personal. Tomé muchas decisiones con mis criterios que son los mismos que uso para mi casa, entonces quedó algo muy parecido. Me acuerdo que la arquitecta me dijo que no entendía el estilo al principio, le pregunté si le gustaba mi casa, dijo que sí y le respondí que confíe en mí, entonces. Hicimos un gran trabajo juntas para que todas las cosas que me imaginaba se puedan expresar: desde el mostrador de cemento hasta el de madera, el ventanal que divide el espacio entero en dos, las ventanas que dan a la calle, entre otros detalles».
Una característica de Oli es que casi siempre está lleno y con gente esperando. Lo destacable es que logran que la gente quiera quedarse a pesar de tener algunos minutos de demora. Suelen invitar bebidas de cortesía en esos casos. La gente que espera ya comienza a disfrutar del espacio, a escuchar música, a chusmear qué va a pedir. Se genera un universo con buena vibra en la vereda.
3) Zarpado: musiquita (urbana, hip hopera, funky) a pleno, un equipo que no puede más de lo canchero, alma callejera y café, claro que sí. / Pasaje Echeverría (Barrio Chino de Belgrano) y estación de tren de Olivos (a punto de abrir).
Zarpado es un mix de arte urbano, música y café de especialidad. Buscaron salir del concepto, formato y estética habitual del café de especialidad y adaptarse al escenario urbano que tiene el Pasaje Echeverría en el Barrio Chino. Si sos vecino de la zona, lo más probable es que te encuentres a algún conocido pidiendo un café para llevar o tomándolo ahí. Lograron convertirse en un punto de encuentro para empezar o terminar el día.
La música es protagonista. En el local se escucha hip hop, funk, algún que otro blues también a la mañana para arrancar el día tranquilo. Los fines de semana suele ir un poco más de gente y suena un poco más de rock. «Hacemos mucho hincapié en el hip hop viejo sobre todo, de los 80s, 90s, va por ahí nuestro concepto», cuenta Julián Vardé, uno de los dueños.
«Una gran vidriera para Zarpado fue su presencia en Lollapalooza, un mega evento plagado de gente que ama escuchar música en vivo y lookearse para la ocasión. «Nunca se había convocado una cafetería de especialidad en Lollapalooza, sí algunas cafeterías pero con otro tipo de café. Vino de la mano del concepto de Zarpado, de nuestra estética y énfasis en la música…»
La crew que trabaja en Zarpado siempre tiene buena vibra. «Hay una búsqueda puntual en la elección de la gente que trabaja con nosotros: buscamos gente con experiencia, sobre todo en los baristas, que tengan muy buena onda en la atención al cliente y sepan sobre los productos que vendemos para poder contarle al cliente – cuando lo necesite y lo pida – de qué se tratan nuestras opciones de café y comida», nos confiesa Julián. «Los chicos tienen onda porque son así (risas), mucha de la pilcha es de ellos, más allá de nuestras remeras de la cafetería. La mayoría anda en skate o en bici, curten esa onda. Las chicas hacen serigrafía, están conectadas con esa onda y todo se va alineando», agrega.
Una gran vidriera para Zarpado fue su presencia en Lollapalooza, un mega evento plagado de gente que ama escuchar música en vivo y lookearse para la ocasión. «Nunca se había convocado una cafetería de especialidad en Lollapalooza, sí algunas cafeterías pero con otro tipo de café. Vino de la mano del concepto de Zarpado, de nuestra estética y énfasis en la música. El desafío fue lograr replicar una cafetería de especialidad en un festival tan grande con tanta cantidad de gente y salió muy bien. Armamos dos estaciones en una y logramos atender a todo el mundo como si estuviese en el Zarpado del Barrio Chino», cuenta orgulloso Julián.
Están en pleno auge, por lo que en mayo/junio van a abrir un segundo local en la estación de tren de Olivos (la línea Tigre – Retiro). Esta apuesta es más grande, tiene salón y mesas en la parte de la plaza. La idea es mantener el concepto y la estética, ampliando el menú con opciones nuevas sobre todo para el almuerzo.
Dirección: Pasaje Echeverría, local 9. Martes cerrado.
Fotos: Delfi Carmona y gentileza de Zarpado y Oli.
https://www.cronista.com/clase/gourmet/la-ultima-fase-de-los-cafes-de-especialidad-los-tres-donde-hay-que-estar-en-buenos-aires/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.cronista.com/clase/gourmet/la-ultima-fase-de-los-cafes-de-especialidad-los-tres-donde-hay-que-estar-en-buenos-aires/