Elecciones presidenciales: Paraguay decide entre continuidad o giro brusco
La falta de certezas y la ansiedad a punto de ebullición en los comandos de campaña de las fuerzas políticas con expectativas de triunfo en las elecciones generales que se disputarán este domingo en Paraguay signan la jornada cívica en la que se descifrará –al término de la contienda democrática– el misterio que desvela por estas horas a quienes se disputan el poder en el país sudamericano, ante la abulia general de la ciudadanía: si la Asociación Nacional Republicana (ANR-Partido Colorado) estirará cinco años más su permanencia en el Palacio de López o si el actual inquilino de la sede del Ejecutivo nacional, Mario Abdo Benítez, deberá entregar las llaves del despacho presidencial a un opositor, el 15 de agosto próximo.
Poco más de 4,8 millones de personas están habilitadas para ejercer el derecho a sufragar. La ley electoral guaraní confiere al voto carácter obligatorio, universal, vinculante y secreto.
Además del oficialismo, en los comicios de hoy compiten por el premio mayor otras 12 listas, entre las que -según las encuestas que ofrecen un margen apenas satisfactorio de credibilidad- la Concertación Para un Nuevo Paraguay aparece con las chances mayores de desplazar del tablero de mandos a la fuerza conservadora que gobierna el país desde 1947 -incluso como sostén político del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989)-, con excepción de un período corto liderado por el progresista Fernando Lugo. Este obispo católico reducido al estado laical fue destituido en 2012 de manera anticipada mediante un juicio político.
La pulseada de fondo
Los colorados defienden la parada con el binomio Santiago Peña (44)-Pedro Alliana (49), mientras que la coalición de partidos oponentes más impetuosa quiere arrebatarles los trapos con Efraín Alegre (60) y Soledad Núñez (40), candidatos a presidente y a vice, respectivamente.
Observadores de la carrera electoral coinciden en que el ultraderechista e inorgánico Paraguayo Cubas Colomé (61) viene corriendo desde atrás a buen tranco y podría dar la sorpresa aunque no un batacazo. En cambio, otros vaticinan que el candidato presidencial del Partido Cruzada Nacional -apodado el “Payo”- se mancará en el tramo decisivo y cruzará la línea de llegada muchos cuerpos por detrás de quien resulte ganador y escolta del reto.
La nota de color en la pugna la aporta el exarquero de fútbol profesional José Luis Chilavert, quien saltó al campo de juego electoral empujado por el Partido de la Juventud.
Además de presidente y vice, este domingo se elegirán –en sólo una vuelta y de manera directa–, 45 senadores, 80 diputados, 17 gobernadores y 17 juntas departamentales (órganos deliberativos y normativos distritales).
Para la totalidad de los cargos electivos se presentan 9.095 candidatos, de los cuales 6.098 son hombres y 2.997 son mujeres.
Promesas en campaña
La campaña proselitista de Peña estuvo marcada por las denuncias que Estados Unidos disparó contra su padrino político y expresidente Horacio Cartes. Al actual jefe del Partido Colorado (y su principal financista), Estados Unidos acusó de haber incurrido “en actos de corrupción antes, durante y después de su mandato” (2013-2018) y de cobrar sobornos de Hezbollah, organización musulmana chiíta libanesa considerada terrorista por Washington. Por esas razones, el Tesoro norteamericano bloqueó todas las cuentas de Cartes en territorio estadounidense.
Peña eligió como puntales de su oferta electoral la defensa de los valores tradicionales paraguayos y el combate contra la inseguridad. También prometió la creación de medio millón de empleos, bajar el precio de los combustibles y facilitar el acceso a la vivienda social.
El candidato de la ANR intentó con su discurso plebiscitario retener el apoyo de las élites empresariales, económicas y políticas (a las que pertenece) y atraer votos de sectores populistas y clientelares, ante la sospecha fundada de que los problemas con la justicia de su mentor podrían espantar a los indecisos y negarle el triunfo.
Cambio y fuera
Por su parte, Efraín Alegre apeló al cambio para salir de décadas de gobiernos colorados y poner en marcha reformas profundas para acercar la salud, la educación e Internet a franjas desatendidas y excluidas por los conservadores. Además, el exministro de Obras Públicas de Lugo prometió ayuda para el sector agrícola y las madres solteras como también batallar sin contemplaciones contra la corrupción y abordar el problema creciente de la violencia de género.
Entre ambos litorales antagónicos, el autoproclamado militante antisistema Paraguayo Cubas Colomés propuso en campaña reducir el salario “exagerado” de los congresistas y otros altos funcionarios del Estado “para poder invertir en el país”. También, bajar los impuestos con el propósito de que “las personas trabajen sin obstáculos”.
Además, en caso de alcanzar la presidencia de Paraguay, prometió convocar a una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución con el fin de incluir en su texto la obligatoriedad de quienes resulten electos para ejercer cargos públicos, los ministros de la Corte Suprema de Justicia y los funcionarios de las instituciones republicanas acudan de manera obligatoria a los servicios públicos de salud en caso de requerirlos.
Pero quizá la iniciativa más polémica del “Payo” sea la de instituir la pena de muerte para “el que mata para robar, el que mata al padre o a la madre, al feminicida, al que viola a un menor de 14 años y al que roba al erario público”.
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