Juez-De Loredo: la oposición, en el difícil trance entre expectativa y realidad
Muchos políticos –sobre todo quienes acumulan experiencia de gestión– les temen especialmente a las expectativas que generan. El diputado Rodrigo de Loredo no integra ese grupo.
Tras el triunfo legislativo de 2021, se encargó primero de hacer crecer la idea de que enfrentaría a su socio Luis Juez para disputarle la candidatura a gobernador de Juntos por el Cambio. Hizo dos actos en los que se exhibió como candidato provincial. Se bajó de ahí pese al supuesto empate en una encuesta y luego alentó la posibilidad de ser el vice de Juez, con el video de la fórmula del fernet.
Más tarde impulsó la alternativa de una doble candidatura a vicegobernador y a intendente de Córdoba, que por momentos incluyó también la chance de secundar a Patricia Bullrich en las Paso presidenciales. Fantaseó con prometer un 4×4 en la gobernación (un período de Juez y otro de De Loredo) y finalmente el viernes anunció que será candidato a intendente de la Capital, como se esperaba desde el vamos.
Se sabe que el gran problema de las expectativas es la realidad. Cuando esa brecha es muy grande, no hace falta que la realidad sea negativa o especialmente problemática para que así lo parezca.
Es lo que sucede por estas horas en buena parte de Juntos por el Cambio: aunque sobran las mediciones que explican por qué De Loredo tomó esa decisión –hasta las encuestas del oficialismo lo muestran arriba de Daniel Passerini en la Capital, aunque por un margen muy inferior al de meses atrás–, también tienen lugar las teorías conspirativas y las sospechas de que, muy por encima de los socios cordobeses, algo cambió en la coalición opositora respecto de la posibilidad de llegar a gobernar la provincia. Para algunos, las felicitaciones de Mauricio Macri, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal a De Loredo confirman esa teoría de que “a Juez le soltaron la mano”. Horacio Rodríguez Larreta también felicitó a Juez.
Apuntar al peronismo cordobés como impulsor de cada una de las decisiones que alguno de los sectores de la oposición considera equivocadas sigue siendo una práctica corriente en Juntos por el Cambio. No es esta la excepción.
Lógica mata conspiración
Pero el propio Juez es quien encabeza el operativo de desactivación de visiones conspirativas: al igual que De Loredo, asegura que esa estrategia de venta de humo fue predeterminada y coordinada para engatuzar al peronismo. Que entre ellos dos nunca estuvo en dudas que uno iría por la Provincia y el otro por la Intendencia, y que también está decido que harán campaña como si realmente constituyeran una fórmula electoral, aunque participen de elecciones que se realizarán con un mes de diferencia.
Claro que todo el resto de Juntos por el Cambio se enteró de que era “una jodita” el viernes pasado, al ver el video de De Loredo. Y que el propio juecismo estuvo en el límite de la ansiedad por las vueltas del diputado.
Esa situación y la cuenta regresiva para el cierre de listas del sábado próximo tienen en estado febril a toda la oposición, y a la interna radical en un pico de conflictividad. Juez procura desactivar la oleada de desconfianza con la rápida confirmación de su vice, y no descarta aprovechar el acto del Día del Trabajador para anunciar que el presidente de la UCR, el negrista Marcos Carasso, será el aval institucional en la boleta, y que el PRO tendrá a Pedro Dellarossa encabezando una lista legislativa. De Loredo, por su parte, acerca posiciones con Soher El Sukaria, también en señal de contención amarilla.
La otra brecha
En el equipo de Martín Llaryora, la decisión de De Loredo fue recibida el viernes con optimismo. También en el oficialismo la semana había comenzado con una brecha muy amplia entre expectativa y realidad respecto de la “nueva coalición” Hacemos Juntos por Córdoba. El cambio de nombre –que fue objetado judicialmente por inducir a la confusión– se justificó por la inclusión de sectores radicales y del Comupro, pero la cosecha fue magra. El peronismo recalca que el libro de pases sigue abierto y que aún no tienen nombres las candidaturas a la vicegobernación y a la viceintendencia de Córdoba.
El objetivo principal del cronograma electoral que fijó el oficialismo era que Juez y De Loredo no estuvieran en la misma boleta. Y eso se cumplió. En el PJ confían en una caída de expectativas en torno de Juez en el interior y apuestan todavía más al impacto de las inauguraciones en la Capital y al arranque decidido de la campaña presidencial de Juan Schiaretti en todo el territorio provincial.
Además, el peronismo confía en Javier Milei. Aunque no avale a ninguna de las dos fórmulas libertarias que habrá en Córdoba, vaticinan una porción de votos para los libertarios que drenará mayormente desde Juntos por el Cambio. Un contrapeso para la pérdida que la fórmula kirchnerista significará para el peronismo cordobés.
Pero en especial confían en Milei por lo que les resta en la provincia a los precandidatos nacionales de Juntos por el Cambio. Esa circunstancia, y el hecho de que Schiaretti participará en las Paso, configuran en Córdoba un escenario muy diferente al que Mauricio Macri encontraba en Córdoba, y en el peronismo dicen que ya no hay “tanques” que puedan impulsar desde Buenos Aires lo que no generen los candidatos cordobeses.
Claro que nada estará dicho hasta que se cuenten todos los votos. Nada más despiadado que una elección para dirimir la batalla entre expectativas y realidad.
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