Se jubiló como empleada doméstica y a los 74 años decidió iniciar el secundario: “Me cambió la vida”
La vida es un camino lleno de altibajos, pero nunca es tarde para retomar el rumbo y perseguir los sueños, tal como lo demuestra la historia de Dora, una mujer de 74 años que decidió terminar sus estudios secundarios.
En una sociedad en la que el acceso a la educación de calidad todavía es un privilegio para algunos, la educación superior puede ser difícil de alcanzar para aquellos con recursos escasos. Dora nació en Tucumán y, como muchos jóvenes de su generación, tuvo que dejar la escuela y salir a trabajar para ayudar a su familia.
Sin embargo, seis décadas después decidió que era hora de retomar lo que alguna vez había empezado: terminar la “secu”.
En diálogo con La Voz, Dora confesó la importancia que tiene para ella aprender, sumar nuevos conocimientos y, sobre todo, animarse a cumplir objetivos sin que importe la edad.
Al encontrar el amor, decidió mudarse a Córdoba capital. Se empleó como personal doméstico, hasta que se jubiló. “Es un trabajo tan digno como cualquier otro. Crie a mis cinco hijos, y tres de ellos son profesionales”, reforzó la jubilada.
Desde que eran muy chicos, incentivó a sus hijos para que estudiaran. Les transmitió que pese a los obstáculos no debían bajar los brazos y siempre seguir buscando lo que los haga felices.
Superar el primer año, la prueba de fuego de Dora
Desde su casa en barrio Patricios, la estudiante cuenta que siempre le gustó aprender, pero por diferentes motivos durante su infancia se fue haciendo cada vez más difícil lograr la meta.
Hace tres años, intentó retomar sus estudios, pero no pudo por falta de documentación de su primaria. Este año, logró una prórroga y pudo iniciar su ansiado primer año en la nocturna de su barrio.
“Nunca es tarde para aprender y te diré que me encanta estudiar”, dijo Dora. Y añadió: “No perdí ningún día de colegio”.
Es la prueba de que la edad es sólo un número cuando se trata de seguir estudiando. Sin embargo, volver a estudiar no está exento de dificultades, sobre todo para alguien de su edad. Compaginar otras obligaciones, como el trabajo del hogar o el cuidado de familiares, con el reto añadido de aprender nuevas tecnologías, puede ser un obstáculo importante para los estudiantes mayores. A pesar de ello, persiste e impulsa que los demás también lo hagan.
“No tengan miedo ni vergüenza porque es lo mejor que podemos hacer”, recalcó.
Superando miedos y barreras
Dora no hizo sola este viaje. Con el apoyo de su familia y de la comunidad, pudo superar los retos que se le presentaron durante esta nueva meta. Su historia nos recuerda que contar con un sistema de apoyo puede marcar la diferencia a la hora de perseguir nuestros sueños, especialmente en el caso de los adultos mayores, que pueden sentirse aislados en su búsqueda de educación.
En estos meses, enfrentó los miedos sobre cómo haría para manejar la tecnología, si podría cumplir con la entrega de trabajos prácticos, y el desafío de volver a rendir un examen sesenta años después.
“Me cuesta mucho el celular y la computadora aún más, pero mis hijos me ayudan. También mis compañeros de la escuela. Logramos un grupo muy lindo”, describió la estudiante.
La motivación de Dora para proseguir sus estudios a los 74 años se vio alimentada por su deseo de demostrarles a los demás que nunca es tarde para perseguir los sueños. Con su historia, intenta inspirar a otras personas de su generación para que nunca renuncien a sus objetivos, independientemente de la edad o de las limitaciones que perciban.
“Quisiera que todos los chicos y los adultos que van al colegio lo terminen. Ya no pasa por su vida realizada, hoy en día está muy difícil conseguir trabajo para los que no tienen el secundario completo”, dijo Dora.
En nuestra sociedad actual, el acceso a la educación sigue siendo un desafío para muchas personas, ya sea por la disponibilidad o por el traslado en los horarios nocturnos.
“Tengo compañeras del centro de jubilados que quieren volver a estudiar, pero les queda lejos el barrio; y por la inseguridad que se vive, no se animan a salir de noche, pero les encantaría”, reflexionó.
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