La Voz del Interior @lavozcomar: La dinámica delictiva y el hartazgo de la gente

La dinámica delictiva y el hartazgo de la gente

Las estadísticas oficiales y de otras procedencias sobre la inseguridad ciudadana, a causa del avance del delito en todas sus formas, no siempre serán lineales con la realidad que se vive en las calles.

Sucede que no todos las personas que fueron víctimas de un robo acuden a la Policía o a una sede judicial a radicar la correspondiente denuncia.

Se trata de casos que no son “blanqueados” y, por ello, quedan al margen de las mediciones que se hacen de forma periódica en materia de criminalidad.

Con todo, los estudios estadísticos no dejan lugar a dudas en el sentido de que el accionar de la delincuencia en la provincia de Córdoba sigue una curva ascendente y sin soluciones a la vista.

Según el Observatorio del Delito, que depende del Ministerio de Seguridad de la Provincia, en 2021 los delitos contra la propiedad aumentaron en relación con los atracos denunciados durante 2020.

El estudio determinó que el año pasado se registraron en toda la provincia 77.268 casos de robos y de hurtos, en tanto que en 2020 habían trepado a 67.463.

No alcanza para alentar el optimismo citar que estos números son inferiores a los registrados en 2019.

La inseguridad urbana, con la ciudad de Córdoba a la cabeza de las mediciones, ha presentado variaciones desde antes y durante la pandemia, en función de varios factores, como las restricciones a la circulación de las personas.

Pero lo cierto es que los malvivientes siguieron haciendo estragos más allá de las cuarentenas y de las contingencias sanitarias.

Un dato relevante para tener en cuenta radica en que la estadística del Observatorio del Delito no toma los casos perpetrados durante lo que va de 2022. Casi tres meses en los que la escalada de asaltos domiciliarios, a comercios y en modo de arrebatos en la vía pública, sumados a la sustracción de automóviles, son visibilizados por los vecinos que manifiestan su hartazgo en protestas callejeras.

Las pérdidas de vida nunca dejan de engrosar las estadísticas. La violencia en toda su amplitud (incluidos los conflictos interpersonales) sumó el año pasado en la provincia 88 homicidios, una cifra menor a 2020, cuando se anotaron 114 asesinatos.

En el contexto de los robos que se reiteran sin pausa ni respiro para los vecinos, resta poner en un plano determinante el rol de la Policía como garante de la seguridad ciudadana. A tenor de la percepción de la mayoría de la gente, la fuerza del orden ha sido desbordada por una secuencia delictiva que ataca a cualquier hora del día. O de la noche.

Lo inadmisible estriba en que las crónicas suelen resaltar la participación de policías en resonantes robos, cuando no en tranzas de bajo fondo.

Las estadísticas oficiales sobre criminalidad deben ser de utilidad para saber dónde estamos parados y, frente a una escalada delictiva, modificar los planes y las políticas que no dieron resultados. Será un aporte a los derechos de la comunidad.

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