La realidad oculta tras el relato
La paritaria entre el Suoem y la Municipalidad de la ciudad de Córdoba parece que lleva implícito un condicionante: el pase a planta de 540 agentes (ingresados en la gestión de Ramón Mestre -hijo-, dicen desde el oficialismo).
Lo que omiten decir es que entre ellos figura personal de los elencos estables, precarizados eternos que Mestre regularizó por tandas, pero quedó un resto que por el artículo 10 de la ordenanza de transición no pudo pasar a planta. Curiosamente, un artículo que de forma agazapada esta gestión incorporó en la ordenanza de Presupuesto para dejar sin efecto, vaya a saber con qué oscuro propósito.
Tampoco se dice que la gran mayoría del personal que pasará a planta son ciudadanos externos sin compromiso político, que ingresaron por concurso. Recordemos que el ingreso de más de 500 ciudadanos por concurso a la Municipalidad de Córdoba fue un hecho inédito en el país durante la gestión de Mestre.
Otros 134 agentes tienen vedado el pase a planta por encontrarse alcanzados en la presentación judicial hecha por Laura Sesma, quien esgrimió una presunta vulneración a la ordenanza de concursos. Acusación errática y falaz, toda vez que los agentes fueron contratados en perfiles no concursados o cuyos concursos habían perdido vigencia, ambas hipótesis contempladas en la normativa, además de que sus trámites habían seguido todos los pasos administrativos y fueron intervenidos por todos los órganos de control interno.
Por el contrario, es la actual gestión la que vulneró los derechos de cinco mil aspirantes que se encontraban en los órdenes de mérito de 28 perfiles de puestos de trabajo, como resultado de concursos públicos, abiertos y transparentes, pues dejó vencer su término de vigencia, mientras de forma discrecional duplicó el número de servidores urbanos e incorporó incontables becarios en todas las áreas, quienes en gestiones anteriores sólo eran contemplados en programas, cuentas y áreas específicas.
En continuidad de su práctica arbitraria, contrató en forma precarizada un número inestimable de monotributistas (imposible decir cuántos, debido el ocultamiento de datos y la no intervención de los trámites por los órganos de control).
Ante los alardes de disminución del gasto de personal que hace esta gestión, es oportuno recordar que fue Mestre el primer intendente que en 2014 reglamentó la ordenanza de concursos que data de 1999, cumpliendo con el principio constitucional de igualdad ante la ley e idoneidad, para lo cual modificó la normativa y fijó el ingreso obligatorio por concurso público y abierto, para que perdure más allá de los cambios de gobierno.
A la par, regularizó la situación precaria de casi 800 agentes de la era de Daniel Giacomino; llevó a cabo un vasto proceso de capacitación continua para todos los agentes municipales a través del Infossep, que no registra antecedentes, siguiendo los principios de una organización comprometida con su crecimiento y fortaleza; aplicando los preceptos de la ordenanza de escalafón, refuncionalizó los mandos medios, esos mandos que el actual intendente pasivizó o les quitó funciones atribuyéndoselas a monotributistas ingresados por la ventana. Un hecho tan insólito como la designación de monotributistas con rango de funcionarios. Quienes, dicho sea de paso, superan en número y en rango a los funcionarios de Mestre.
Junto a la precarización laboral de los trabajadores -con sus nefastas consecuencias de inestabilidad, vulneración de derechos y pago de conceptos no remunerativos, copia y pegue del modelo provincial- se erige engañosa la proclamada reducción de gastos.
La reducción de una hora de la carga horaria del personal fue uno de los alardes. Sin embargo, pocos saben que tal reducción sólo se vio plasmada en los recibos de haberes y en el cumplimiento efectivo de prestación de servicios, porque los empleados continuaron recibiendo el valor de la famosa hora reducida, pero “en negro” y sin trabajarla. Todo con el consecuente perjuicio a estos, además de la evasión o elusión de las cargas sociales.
Ergo, la violación sistemática a la normativa vigente deja al desnudo la falta total de políticas en materia de recursos humanos de esta gestión municipal, como así también su falta de apego a la legalidad y a la transparencia.
¿Cuánto más encubren el relato y el espejismo? El tiempo que no borra, sino que pone a cada cual en su sitio, pondrá en evidencia que “el ángel no resultó ser lo que parecía ni el demonio lo que se decía”.
*Exsubsecretaria de Recursos Humanos y exvicepresidente de Infossep, Municipalidad de Córdoba (gestión de Ramón Mestre hijo)
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