Los Premios Cieya, una oportunidad de alta figuración para la música local
La pandemia puso al mundo en suspensión y a la lógica productiva del sistema capitalista al borde del colapso. En ese contexto de angustia e incertidumbre, algunos productores de espectáculo local se unieron, pensaron alternativas de subsistencia, como casi todos los agentes económicamente activos.
Como resultado de ese acto reflejo, Franco Srur, de Studio Theater, imaginó unos premios para la inabarcable etiqueta “Música de Córdoba”. No tardó mucho en pasar a la acción y contactó a sus pares, a periodistas. Pidió consejos, diseñó un sistema de elección abierta (en el que los artistas podían postularse) y, cuando creyó tener todo encaminado, puso una fecha.
En ningún momento fue a menos o quiso darle una pátina alternativa o underground al asunto.
Por el contrario, quiso que nuestra plaza tuviera una distinción perdurable y asociada al mainstream, dar cuenta de que Córdoba tiene una inercia industrial que merece un Premio Gardel propio.
Consecuente con el propósito de instituir una ceremonia anual, Srur y sus socios fueron por el respaldo político. Además, consiguieron el Teatro del Libertador como para dejar en claro que no se quería escatimar resonancia, cartel, figuración.
Tal la trastienda de la primera edición de los Premios Cieya (Cámara de la Industria de Espectáculos y Afines), celebrada en la noche del miércoles en nuestro máximo coliseo cultural y que, como toda instancia que tiene ganadores y perdedores más respaldo oficial, dejó material para la discusión.
¿Es Magui Olave la artista del año? ¿Es tan categórica la supremacía de Rayos Láser? ¿Hizo Cuatro al Hilo el mejor disco del rock cordobés?
El sistema de elección explicado (al detalle) en escena por los conductores Flor Ferrero y Diego Tabachnik arrojó los resultados conocidos y cada uno los recibió de acuerdo a sus expectativas o posturas con respecto a qué debería ser la cultura.
Más allá de eso, en la ceremonia del miércoles el intendente Martín Llaryora (citó a los chinos como creadores de la idea de que las crisis generan oportunidades) quedó comprometido para ayudar al sector que alumbró a los Premios Cieya. Es decir, quedó debidamente archivado que el mandatario se asumió un aliado de esta cruzada.
En el mismo sentido, José Palazzo, fundador de uno de los festivales musicales más grandes de la provincia, quedó eternizado ponderando el talento local, una declaración que lo obliga a filtrarlo en sus programas artísticos.
Y por otro lado, se visibilizaron muchos proyectos de diferentes géneros frente a comunicadores, productores, pares y televidentes que desconocían su procedencia.
“¡Mirá! Existe en Córdoba una banda de jazz íntegramente femenina”, se oyó en la platea, mientras el crítico Adrián Baigorria le entregaba a Eleva Big Band la estatuilla correspondiente a Artista o banda revelación jazz del año.
La situación grafica claramente que un encuentro así sirve para descubrir mundos, tender puentes y reforzar cierto espíritu de camaradería, aunque haya que soportar que políticos y productores hablen más que los mismos artistas premiados.
Otro saldo conceptual de la primera edición de los Premios Cieya: al menos para sus impulsores, el cuarteto es un género transversal e indiscutido, cuyas composiciones tienen el peso suficiente para un songbook regional.
Más información
Magui Olave celebra su quinto aniversario: “No cambiaría nada”
https://www.lavoz.com.ar/vos/musica/los-premios-cieya-una-oportunidad-de-alta-figuracion-para-la-musica-local/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/vos/musica/los-premios-cieya-una-oportunidad-de-alta-figuracion-para-la-musica-local/