La Voz del Interior @lavozcomar: Miradas opuestas de “La 1-5/18″

Miradas opuestas de “La 1-5/18″

A favor: Las varas de la ficción

Por Juliana Rodríguez

Para algunos espectadores, siempre será mejor tener como alternativa de la TV abierta una ficción que un reality más. Eso solo, por supuesto, no basta para adjudicar calidad a los contenidos, pero que haya un elenco, un guion, una producción y una idea es mucho más interesante, siempre, que ver a alguien cocinando ravioles.

La 1-5/18, el estreno de PolKa por Eltrece (El Doce, en Córdoba), es la más fuerte apuesta por las historias de ficción desde la pandemia y, ya desde el tráiler, recibió críticas desmedidas, a tono con ese tono hater despiadado que se ha hecho moneda común en las redes.

En primer lugar, valga decir que la ficción tiene un despliegue de producción, de actores y de filmaciones en exteriores que en términos industriales la hacen mucho más compleja (y cara) que las apuestas por un set, dos helechos y dos cámaras.

Sí, es cierto que hay cosas por ajustar, como nivelar actuaciones, aceitar líneas de diálogo y bajarle dos cambios a ese montaje frenético que hace que pasen mil cosas en 10 minutos, sin transición alguna. Filmar en pandemia tiene dificultades, y muchas traspasan la pantalla.

Pero hay un pacto tácito que La 1-5/18 establece con sus espectadores: es una telenovela. No es un drama de la llamada “televisión de prestigio”, no es un documental, ni un unitario con ínfulas de realismo. Es un novelón y, como tal, responde a normas del género: el triángulo amoroso, la relación imposible entre un cura y una viuda, la mujer que abandonó a su hijo y lo busca años después, personajes humildes buenos-buenos y millonarios malos-malos, una lucha de clases sociales en versión edulcorada.

Lo mismo se hizo mil veces en TV con Gasoleros, Campeones, La leona y varios más. Polka ha incursionado en muchas oportunidades con relatos que suceden entre clases medias y populares. Y ninguna generó el nivel actual de indignación por “la falta de realismo” en su retrato.

Esta es una novela de la TV abierta, no un unitario de culto de HBO. Si funciona la tensión de las historias de amor y si los personajes enganchan diariamente (aunque sea para el consumo irónico), la telenovela habrá logrado su cometido.

Que en la pandemia los espectadores nos hayamos sumergido en productos que ofrecen las plataformas de streaming (donde las novelas no son el género más visitado) puede habernos acostumbrado a ver determinado tipo de contenido. Que eso no nos haga medir con la vara equivocada a los demás. A las telenovelas turcas no les pedimos tanto.

En contra: ¿Una polémica oportuna?

Por Juan Manuel Pairone

Era previsible que el estreno de La 1-5/18 generara polémica a partir de la decisión formal de establecer como punto de partida de su historia la vida en un barrio marginal. Y es lógica, también, la reacción de sus protagonistas ante la catarata de repudios, comentarios y memes que surgieron desde el último lunes, cuando la novela hizo su estreno en la pantalla de El Trece.

“Hay gente que la consume de una forma sincera, a quienes les gusta el género, y otros la consumen de una manera más irónica. Cada cual que la consuma como quiera, pero está bueno que la consuman”, dijo Esteban Lamothe al respecto, dando cuenta –quizás sin querer- del primer gran objetivo de este ambicioso producto televisivo: el rating.

En efecto, esa tensión entre el éxito de los números y el valor artístico-cultural atraviesa cualquier análisis que se pueda hacer de la única ficción argentina que ocupa el prime time de la televisión abierta actual.

Por un lado, se trata de una producción que a simple vista no ha escatimado en elenco, filmaciones en exterior y una réplica casi exacta de la Villa 31 (que aparece en los recurrentes planos aéreos que muestra el programa). Por otra parte, es innegable que la historia utiliza varias referencias villeras para ganar corrección política y crédito popular y, por qué no, aprovechar la comidilla que eso pueda generar.

Desde la música de Damas Gratis a varias expresiones que pierden credibilidad en las voces de algunos intérpretes, la delgada línea entre la verosimilitud y el ridículo parece cruzarse en varias oportunidades. Es cierto que hay un trabajo autoral detallado a la hora de tratar de mostrar en la pantalla algunas características propias del universo villero –la convivencia de colectividades, la gastronomía, los códigos, la presencia del narcotráfico o el rol de las iglesias- pero también queda claro que es difícil contar de forma acabada una historia de barrio humilde con los maniqueísmos propios de un género como la novela.

Por supuesto, no se le debe pedir a La 1-5/18 aquello que puede encontrarse en El marginal u Okupas, sólo por citar dos ejemplos de la ficción nacional más “naturalista”. La nueva propuesta de Polka busca otro registro y el contexto villero es prácticamente sólo eso: un marco de referencia. Habrá que ver si los culebrones y algunas actuaciones que sorprenden alcanzan para generar empatía más allá de cualquier lectura de clase que se pueda hacer.

Más información

Así fue el estreno de “La 1-5/18″: la realidad llega a la ficción

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