El Cronista @cronistacom: La Vice insiste con cambios en el gabinete y escalar el déficit fiscal

La Vice insiste con cambios en el gabinete y escalar el déficit fiscal

La pluma es más poderosa que una espada en manos de Cristina Fernández de Kirchner. Cuando parecía que Alberto Fernández lograría demorar el cambio de figuras que se le venía reclamando, gracias a una catarata de apoyos de algunos sectores del frente electoral que hace escasos días fue derrotado en las urnas, su vicepresidenta eligió dejar la penumbra con una nueva carta pública. De esa manera, demostró ser la mentora de la movida destinada a forzar cambios en la política económica y la renovación de varias figuras del gabinete, para poder relanzar el Gobierno e intentar una remontada electoral de acá a la elección de noviembre.

Al caer la tarde, Cristina difundió un largo texto en su blog personal, en el que bajo el título «Como siempre… Sinceramente», expuso con total crudeza una catarata de críticas a la gestión presidencial que dejarán heridas difíciles de sanar hacia adelante.

La ex mandataria ventiló que llamó al Presidente el martes, 48 horas después de la derrota dominical, y en Olivos, a solas, le pidió que designara a un nuevo jefe de gabinete en lugar de Santiago Cafiero, lugar para el que propuso a Juan Manzur, gobernador de Tucumán.

Según cuenta, Fernández se negó, pero propuso más adelante dar ese lugar al actual ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro, de suma confianza de la vice. Ella, sin embargo, se negó a poner una figura que sería interpretada como propia. Entremedio, Fernández mostró ayer temprano una reunión con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, a quien sugestivamente se vio como un posible candidato a ocupar la administración general del Ejecutivo.

Cristina también confesó que en reiteradas ocasiones, la última vez a solo cinco días de las primarias, mostró preocupación por lo que intuía como una fuerte derrota del oficialismo, a lo que su compañero de fórmula en 2019 replicó con encuestas favorables. También expuso que, en el transcurso del año, mantuvo 19 reuniones de trabajo con Fernández, casi siempre a pedido de ella, lo que expone su malestar por la falta de consulta sobre el rumbo a adoptar.

La líder del Frente de Todos también se quejó por al actitud de otros funcionarios de menor rango, y cargó furiosamente contra el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, quien funge prácticamente como asesor y secretario personal del Presidente, del que no se despega casi nunca. Según dijo, la demoledora carta que hacía pública era porque no iba a «seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen» sobre ella y el espacio político.

Fue una alusión a la supuesta aceptación de la renuncia del ministro del Interior, «Wado» De Pedro, que salió a mediodía de los pasillos de la Casa Rosada, pero que fue minutos más tarde desmentida, en una nueva jornada cargada de idas y vueltas de trascendidos sobre el gabinete.

A contrario de lo que se estimaba, y pese a no aprobar su programa, Cristina negó enfáticamente haber pedido la salida del ministro de Economía, Martín Guzmán. Pero no lo salvó del escarmiento público. Pese a reconocer que llamó al ex catedrático de Columbia para darle su apoyo, una llamada telefónica que trascendió anteayer en una jornada cargada de versiones, también reclamó que pare el ajuste fiscal en un contexto sumamente duro para vastos sectores y con una pobreza que orilla el 40%.

En la misma sintonía que la diputada ultra K Fernanda Vallejos -cuyas críticas en un audio se viralizaron durante el día, con insultos de todo tipo al presidente y su riñón más cercano- Cristina cargó contra la reducción del gasto, y exigió que el Presidente y el titular del Palacio de Hacienda revisen las metas y el programa de erogaciones.

Según la vice, a agosto de este año, el déficit acumulado era del 2,1% del PBI, lo que habilitaría a ejecutar más de $ 576.000 millones de gasto para llegar a a previsión presupuestaria original de 4,5%, por lo que exigió volcar ese dinero para «atemperar las consecuencias trágicas de la pandemia». CFK también cortó el margen de maniobra del ministro con el programa económico que intentaría aplicar el próximo año, y que envió a última hora del miércoles para su debate en el Congreso.

«Confío que con la misma fuerza y convicción que enfrentó la pandemia, el Presidente no solamente va a relanzar su gobierno, sino que se va a sentar con su Ministro de Economía para mirar los números del presupuesto«, sentenció.

Durante el transcurso de la jornada, el Presidente intentó por varios caminos avanzar hacia una tregua que le permitiera administrar de otra manera el recambio de figuras reclamado por el kirchnerismo. Más temprano, había escrito vía Twitter que la gestión iba a moverse «según lo estime yo», ya que «para eso había sido elegido».

Exponiendo el pacto que logró gestar el Frente de Todos y su nominación para la presidencia, Cristina demandó sin más que Fernández «honre aquella decisión» y, sobre todas las cosas, «honre la voluntad del pueblo argentino».

Aunque ventilar las diferencias abre un conflicto que será difícil remediar, Fernández de Kirchner le garantizó «al pueblo argentino» que jamás se convertirá en una vicepresidenta opositora. «Duerman tranquilos», deslizó.

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